«EL INCREÍBLE VIAJE DE UN NAVEGANTE SOLITARIO»
Nicolas Paura – Asociado 296
«Veinte años surcando las aguas de la libertad»
Me hicieron creer que estaba loco y me lo creí. Después me hicieron creer que era suicida. Y también me lo creí. Nicolás Paura, criado en el seno de una familia de italianos bien posicionados, forjó su inquieto destino con el sello de la convicción y la audacia. Con 230 dólares en la billetera y sin que los padres lo fueran a despedir, zarpó del puerto de Quilmes a las 8.45 del 18 de octubre de 1978.
Así comenzaría con «Fatiga», un velero sin motor clase Lightning, el primer capítulo de una travesía inédita y subrepticia por el Río de la Plata. El viaje se convirtió en un hito para la historia de la navegación deportiva argentina, ya que por primera vez un Lightning de bandera nacional llegaría tan lejos de su amarra.
Comenzó surcando la inmensidad amarronada del cauce platense hasta arribar a la costa uruguaya, donde sucesivamente hizo escala en Colonia, Piriápolis, La Paloma y el Chui, región límite entre Uruguay y Brasil.
Seguro de su rumbo continuó viaje bordeando la costa brasileña hasta amarrar en el Yate Club Brasilero de Río de Janeiro, en febrero de 1981.
El velero Fatiga un Lightning ….en navegación oceánica
Fueron dos años y tres meses, con un total de 128 escalas en puertos y clubes en los que conoció gente solidaria y amistosa. Pescadores que lo guiaron en la aproximación a costas desconocidas, a veces selváticas y misteriosas. O simplemente camaradas prestos para invitar un par de cervezas con tal de escuchar sus relatos. También algún amor…
¿Las provisiones? las propias más el refuerzo de la generosidad de amigos en cada escala. Solían llenarlo de comida, abrigo o elementos para el mantenimiento de su velero «Fatiga».
«También iba comprando en los puertos, cuando cruzaba el océano me compraba quince paquetes de fideos, diez de arroz, quince latas de tomates, diez de arvejas, cinco kilos de papas, cebollas, zanahorias y chocolates», relató Paura.
«Reflexionando acerca de tantas amabilidades, concluí que la casi toda la generosidad que recibía era el modo de expresar su manera
de participar en mi forma de vida; o de convertirse –al menos espiritualmente– en amigos de ruta de un aventurero que había
cruzado rumbos con el alma (de) navegante que algunos hombres llevan oculta o reprimida en lo más profundo de su ser».
Pero básicamente los frutos de la pesca fueron, a lo largo de su extenso viaje global, el sustento más frecuente. Hasta llegaron a regalarle un motor para la embarcación.
«Decliné su aceptación aduciendo que su empleo desvirtuaría el carácter totalmente deportivo de mi esfuerzo, centrado en explotar
al límite todas las cualidades de navegación y maniobra de los Lightning».
Ah… Brasil…
Brasil dejaría huellas imborrables en Nicolás. Hizo muchas amistades, concretó un romance y hasta lo contactaron diarios, radios y canales de televisión. Allí tomó conciencia de que dar la vuelta al mundo era posible, pero justo cuando «Fatiga» ya no daba más.
Paura tuvo que venderlo para adquirir una embarcación de mayor porte. Obviamente «pintó» el rebusque: albañil, carpintero, ceramista, soldador, pintor, tornero, mecánico, chapista de automóviles, armador de bijouterie, artesano y restaurador.
«Cada labor me dejaba algo –además de mi sustento– que engrosaría los bastimentos a aplicar en la construcción del nuevo barco.
Muchas veces debí dejar Brasil e ir a trabajar a la Argentina para `hacer diferencia’ en el ramo de la construcción, junto a mi padre», contó.
La construcción del Desaforado, una de las pocas imágenes que le quedaron a Nicolas luego del hundimiento de su velero
Para elaborar el casco y la cubierta contó con la colaboración de un diseñador y varios expertos, a lo que añadió la experiencia propia para un armado a medida para lo que se avecinaba.El diseñador argentino Jorge Arena supervisó las terminaciones de la nave en el astillero de Bracuy.
Sus dimensiones: 7m20cm de largo, 2m80cm de ancho y 1.700 kilos.
Luego de varios meses y ya en el quinto año de residencia en suelo brasileño, Nicolás botó al «Desaforado», que significa «loco de felicidad».
Un amor lo acompañaría desde Río hasta Buzios. Después, con el corazón roto, navego nuevamente solo por San Salvador y Cabedelo.
El recorrido por Brasil le demandó diez años.
El Desaforado
A fines de 1991 fue al encuentro de la línea del Ecuador, dejando atrás Natal, Tutoia –últimos puertos antes de ingresar al Caribe– y la alegría de un pueblo con el que Nicolás tendría una deuda moral.
«Conservo en mi corazón cuánto me ofreció y me brindó ese gran país y su hermosa gente en mi prolongada visita de 10 años«, reconoció.
El periplo, no exento de cruces con cargueros gigantescos y peripecias climáticas, continuó por Trinidad y Tobago y Martinica.
Allí, por una casualidad, conoció a un experimentado navegante oceánico «Joao», a quien Paura bautizó el «apóstol Juan» porque le enseñó los fundamentos de la navegación astronómica, decisivos para el trascendental cruce del Atlántico.
El 8 de junio de 1992, a las 15.30, el navegante solitario hizo un llamado telefónico a la Argentina. Firme pero en plena lucha contra la angustia y alguna lágrima, le avisó a su familia del inminente cruce sobre las profundidades atlánticas.
«Sabía que el Océano podía reclamarme, en pago por cuánto ya me había dado de felicidad, la misma vida. Que en las aguas desiertas del Atlántico (podía) desaparecer sin dejar rastro alguno, y que mi familia jamás sabría ya nunca de mí…
Y aún sabiéndolo así, me entregué a mi destino, la aventura… Con toda mi pasión».
El cruce del Océano Atlántico
Se lanzó desde Martinica con el plan de eludir la zona del Triángulo de las Bermudas, objetivo logrado con éxito pero sin poder evitar caer en la «calma chicha» del Mar Zargazos…..
Cruzó dos veces el Atlántico, navego el Mediterráneo, el Pacífico y el Índico hasta que perdió su barco y la posibilidad de finalizar su vuelta al mundo.……Orza Nico!!!!
Lo precedente es parte de una entrevista que le realizó a Nicolas Paura, Ricardo Sbrana para La Nueva Provincia, un anticipo extractado de su libro.
Nicolas no puede editar su libro ya agotado, pero pueden leerlo y ayudarlo comunicándose con él por WhatsApp. El libro «Un vagabundo en el mar» representa tal cual dice el pie de la tapa » Veinte años de felicidad en el mar». Nicolás te hará sentir todas las experiencias que él ha vivido realizando una navegación oceánica en un lightning uniendo La Plata con Buzios, la construcción del Desaforado, su botadura, sus navegaciones, sus dos cruces del Atlántico y sus amores….en verdad el libro es muy interesante, divertido y lleno de anécdotas al «estilo Nicolas», quien ha disfrutado de alguna de sus charlas volverá a disfrutar con su libro!!!
Nicolas Paura – WhatsApp
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