Relatos de navegantes

Mar del Plata – La ruta de los faros

Por Martín Pachiani – Asociado 111

Mientras la brisa del sur nos despabilaba en la mañana estival, dejábamos San Isidro a toda vela buscando ganar barlovento para achicar la distancia hacia nuestro destino. El Hannah Boden estaba a son de mar y su tripulación había llegado de diferentes latitudes para compartir este crucero. Alfredo y su primo Andrés viajaron desde Lobos, Germán lo hizo desde San Clemente, mientras que Tony y Jerónimo llegaron desde la zona Sur, habíamos cenado juntos la noche anterior como para ir conociéndonos antes de emprender el viaje. Con la ilusión de navegar nuestras aguas y para algunos de ellos obtener su bautismo de mar, propuse como meta  Mar del Plata.
Llegada a Mar del Plata!!!
Dejando El Plata
Como sucede muy a menudo en nuestro estuario, para salir del río debíamos navegar en ceñida manteniéndonos cerca de la costa atentos y entretenidos reconociendo edificios, boyado, esquivando algún buque y compartiendo la charla con rondas de mate, así transcurrió la mañana y pasado el mediodía alcanzamos el Puerto de la Plata con su rada plagada de buques anclados al borneo.
El viento se negó unos grados superando los 20 nudos de manera que achicando el trapo conseguíamos mantener una navegación confortable a buena velocidad, debíamos bordejear y a pesar de ello el ritmo era bueno permitiéndonos cruzar el meridiano de Atalaya a las tres de la tarde. Desde allí la costa es muy pareja y permite acercarse bastante sin descuidar la lectura en la ecosonda, si bien el relieve topográfico denomina puntas a cada uno de los hitos que fuimos superando como Punta Lara, Punta Blanca, Punta Atalaya,  en realidad son apenas salientes que se insinúan en el contorno parabólico de esta parte de la costa.
Con la llegada del crepúsculo divisamos Punta Indio a lo lejos, lugar desde donde podríamos caer unos grados más al sur para con suerte alcanzar Punta Piedras de un solo borde. La cena consistió en un abundante risoto de arroz con algunos vegetales que compartimos en cubierta descontinuando unos instantes el sistema de guardias para compartir ese momento tan importante.
 
Con un cielo estrellado sobre nosotros buscábamos en el horizonte el Faro de Punta Piedras esperando ver su destello como una estrella fugaz, sin embargo esta vez nos tendríamos que guardar los deseos porque el Faro estaba apagado (actualmente encendido).
Esta señal fue instalada en ese sitio para alertar a los buques sobre la presencia de un bajo fondo que se extiende algunas millas y que en realidad no se trata de un lecho de piedras sino de toscas, que para el caso son igualmente peligrosas.
El Faro de Punta Piedras entró en servicio en 1917, su aspecto es el de una torre troncopiramidal de hierro que en su origen estaba pintado a rayas blancas y anaranjadas, tiene luz blanca  con un alcance de 15 millas. Este seria el primero de una serie de faros que debíamos pasar en nuestro recorrido y en navegación cada vez que alcanzamos una de estas señales es como cerrar un capitulo en un libro para comenzar el siguiente.
El Cabo San Antonio
Si bien la anhelada señal estaba apagada, muy cerca de Punta Piedras, el CONTRASE instaló una elevada antena con potentes luces rojas que son una excelente referencia en aquella parte sombría de la costa. Lentamente nos alejábamos del lugar internándonos en la Bahía de Samborombon, en busca del mar abierto acompañados con una media luna que asomaba remolona y nos miraba desde el cielo.
Quedo en cubierta la guardia de Alfredo, Andrés y Tony para esperar el amanecer navegando a toda vela con una brisa del sudoeste. Cuando desperté encontré al Hannah navegando un mar verde y espumoso bajo un sol radiante mientras Alfredo me acercaba un mate con los buenos días y Tony me ponía al tanto de las novedades, de seguir así para el mediodía tendríamos que avistar el Faro San Antonio en el extremo sur de la Bahía de Samborombón.
Observamos algunos pesqueros y aves marinas, el viento roto al oeste y al aproximarnos a la zona de bancos atravesamos una línea de cambio de agua claramente visible separando el agua dulce de la salada. Este fenómeno no siempre se ve tan notoriamente pero al acercarnos a la costa del Tuyú el agua se vuelve turbia nuevamente por el aporte de sedimentos que en su curso natural copia el contorno de la bahía, contribuyendo al constante movimiento de los bancos de la zona.
Faro San Antonio, ayuda del navegante!!
A medida que nos acercamos a Punta Rasa se hace más visible el faro y aprovechamos para hacerle marcaciones sucesivas a modo de práctica. El faro San Antonio esta ubicado en el extremo norte del cabo homónimo que fue bautizado así por la expedición de Magallanes en el siglo XVI, según el relato de Gonzalo de Albo, miembro de la expedición, fue descubierto por la nave capitana San Antonio mientras exploraba la zona.
Esta ubicado dentro del partido de Gral. Lavalle en terrenos que fueron donados por Federico Leloir al Estado Nacional. Tiene a su alrededor una frondosa arboleda donde se desarrolla el parque temático Bahía Aventura donde desde hace algunos años se consiguieron aguas termales mediante una perforación y se construyeron unas piletas para su explotación turística en el predio denominado Termas Marinas. Aquí también se puso en práctica un recurso que salvo del deterioro al Faro San Antonio y que se repite en otros faros del país, se trata de permitir el acceso al público  para conseguir un fantástico punto panorámico desde sus 63 metros de altura.
Es que realmente los lugares elegidos para la colocación de los faros son generalmente cabos, penínsulas o islas con excelentes paisajes a su alrededor y vale la pena pagar un arancel para subir a los mismos. El faro esta en funcionamiento desde 1892 y desde entonces ha prevenido numerosos naufragios en la zona.
Punta Medanos
Tan pronto como sorteamos el banco San Agustín nos acercamos a la costa para contemplar la belleza de esta extensa zona balnearia que conocemos como la Costa Atlántica y que se extiende  hasta  más allá de Mar del Plata.
Nuestro tripulante German, quien fuera alumno mío en el 89 durante el primer curso de náutica que dicte en la zona, nos ayudaba a reconocer los edificios y saludaba a sus familiares que se habían acercado al extremo del muelle de pesca para avistarnos.
En la costa un edificio cuadrado de color marrón se destaca cercano al Vivero, su nombre es Santos Vega conmemorando al gaucho payador que fuera tan popular.
Los habitantes del lugar llaman a esta zona la del barco hundido,  debido a que en bajamar descubren las cuadernas de uno de los barcos hundidos que se ha tragado esta franja de arena que va desde Punta Rasa a Punta Medanos.
Según la Historiadora y Escritora Adriana S. C. Pisani quien ha dedicado gran parte de su vida a investigar los naufragios en la zona se trataría del Her Royal Higness (su alteza real), más conocido como El Ingles. Este buque de hierro era propulsado a vela y motor y poseía dos chimeneas que eran sus mástiles, naufragó en una tormenta en el año 1883 y hoy se encuentras restos del barco y algunos objetos en la estancia Los Ingleses.
Con viento franco el Hannah navegaba suavemente en aguas nuevamente transparentes mientras nos manteníamos bien cerca de la costa  poblada de turistas que disfrutaban el caluroso dia soleado, algunos se acercaban en kayaks y otros en motos de agua, incluso se arrimó una patrulla de la Prefectura para advertirnos la presencia de bancos tan cerca de la costa.
Frente a  Mar de Ajo se encuentran los restos de otro emblemático barco hundido que según los lugareños se encuentra enterrado en buen estado de conservación y en bajamar se observan las cabezas de las cuadernas, se trata del Margarita, un hermoso velero alemán de 42 metros que naufrago en 1880, dando lugar al nombre de las playas de la zona y también a la Patrona de la Iglesia del pueblo.
Fue una tarde muy entretenida y al caer el sol pudimos ver los potentes destellos del Faro Punta Médanos justo a proa, la condición era tan agradable que decidí mantener el curso pegado a la costa para pasar la zona de bancos por la canaleta que existe entre los bajos y las costa.
Muy cerca de nuestra posición actual naufragó en 1891 el Anna de Hamburgo un enorme velero de acero con tres palos en su arboladura que durante un temporal terminó en la playa y a pesar de los esfuerzos del Capitán Piper y su tripulación no lograron reflotarlo, con los años el mar se retiro y el barco quedo a 400 metros de la playa. Lamentablemente fue desguasado y vendido como chatarra en el 67.
La costa desde la canaleta…
Bien pegados a la costa podíamos apreciar la espuma blanca de las olas que se desplomaban sobre la playa y las luces de los autos que circulaban por el lugar mientras el Faro quedaba al través. Sus características de construcción y diseño son muy similares al Faro San Antonio, consta de un tubo central rodeado de un trípode de patas cilíndricas, tiene una altura de 59 metros y fue construido en Francia para posteriormente enviarlo desarmado a Buenos Aires, su instalación estuvo a cargo de los empresario Torres y Sturiza, entro en servicio el 9 de julio de 1893. Actualmente se han loteado las tierras a su alrededor con un nuevo emprendimiento inmobiliario en la zona.
De haber existido este faro seguramente el destino del Karnak hubiese sido otro, el enorme vapor alemán  de casi 78 metros naufrago al sur de Punta Medanos en 1878, al igual que con los otros naufragios se han tejido numerosas leyendas en torno a los mismos seguramente para hacer el misterio más cautivante para curiosidad del turismo, sin embargo hay fotografías de este barco atravesado en la playa antes de ser desmantelado corriendo el mismo destino que el Anna. En la confitería Karnak de Mar de Ajo hay un imponente cuadro del esbelto vapor alemán.
Particularmente me asombró el hecho de que su tripulación se dirigió a remo hasta Montevideo para pedir auxilio ya que el mismo no llegaba desde nuestro país.

Rumbo a Punta Mogotes

Cambiamos el rumbo al SW directo a Mar del Plata, la derrota nos mantenía paralelos a la costa donde pasamos las ciudades balnearias de Pinamar, Ostende, Valeria del Mar, Carilo y Villa Gesell todas muy iluminadas con importantes edificios. La noche daba para permanecer despierto contemplando esa costa maravillosa que me  llenaba de añoranzas.
La luna salio a las dos de la mañana mientras pasábamos los balnearios más nuevos de la zona, Mar de las Pampas y Mar Azul, para entonces volteaba las últimas hojas de este capitulo mientras la luz del Faro Querandí estaba cada vez más cerca. Si bien nuestro paso fue de noche el faro está ubicado en la punta del mismo nombre, o sea que recuerda los aborígenes que habitaban la zona, tiene como entorno un sorprendente bosque de coniferas y extensas playas con dunas doradas, la costa en ese punto es bastante alta alcanzando el extremo de la torre los 65 metros de altura sobre el nivel del mar, siendo el segundo faro más alto de nuestro país luego del de Recalada de Bahía Blanca, la torre es de tipo troncocónica de mampostería y esta pintado a franjas horizontales negras y blancas, fue librado al servicio el 27 de Octubre de 1922.
La brisa se desvaneció y como dice el presagio, si el norte se te ha perdido por el sur anda escondido, asi que se termino el franquito para nosotros y llego el momento  de cazar las escotas y un rato más tarde achicar paño, el borde nos llevaba a Mar Chiquita la ciudad que toma el nombre de la enorme laguna albufera que se extiende paralela a la costa.
Unas tres millas  al SW de su desembocadura se encuentra el Faro de Mar Chiquita, esta señal se remonta a 1915, cuando era solo una baliza ciega, en 1931 se construyó una torre de hierro con luminaria dando lugar al faro, si embargo debido al mal estado en 1969 la torre fue reemplazada por una de cemento con una plataforma superior que soportaba la linterna, pintada a franjas horizontales amarillas y negras.
Navegando a pocas millas de Mar de Cobo barría la costa con los prismáticos buscando ver la señal donde debía haber estado, pero no pude reconocerla. Días mas tarde, a mi regreso, averigüe que debido a su mal estado ofrecía riesgo de derrumbe y  en diciembre de 2008 fue dinamitada por la Marina, en su lugar se instaló un nuevo faro que es una torre de forma triangular tipo antena a la que se le colocó un panel con franjas horizontales negras y blancas con luz blanca de dos destellos.
El mar tendido con suaves ondas,  la navegación era una delicia y a lo lejos comenzamos a ver los rascacielos de Mar del Plata. Aproveche las últimas millas para preparar una pasta para aplacar el hambre y la ansiedad, la ciudad se veía hermosa desde el mar y las playas llenas de carteles y sombrillas lucían su colorido, el rumbo nos llevaba directo al  Faro Punta Mogotes de manera que continuando este arrumbamiento nos toparíamos con la entrada al puerto.
Faro Punta Mogotes
Faro de Punta Mogotes
Este pintoresco faro es uno de los símbolos de Mar del Plata y gracias a un sponsor lo mantienen bien pintado con sus franjas rojas y blancas horizontales, se encuentra en la punta del mismo nombre que toma su denominación por las restingas de piedras que despide la costa llamadas mogotes, las que son  la ultima estribación de las cierras de Tandil. Al igual que otros faros fue construido en Francia, su torre es metálica troncocónica de 34 metros de altura, pero su linterna destella a 55 metros sobre el nivel del mar. Se construyo sobre terrenos donados por Jacinto Peralta Ramos y se libro a servicio el 5 de Agosto de 1891. Antiguamente funcionaba una sirena de niebla para alertar al navegante los días de mala visibilidad.
Que hermoso es llegar y entrar a puerto….
Atravesamos las escolleras y arriamos velas en el antepuerto y nos dirigimos al Club Náutico Mar del Plata que gentilmente nos brindo una amarra bien cómoda al abrigo de su dársena. Pasaríamos allí unos días inolvidables disfrutando el aire marino y lo más importante compartiendo con amigos que hacia tiempo no veía.
Fuente: Faros Argentinos, Servicio de Hidrografía Naval.
La Fantasía del Naufragio, Lic. Adriana Silvina Cristina Pisani
Martín Pachiani – Crucero a Mar del Plata – Mayo 2011

Cabo de hornos y ventisqueros

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