Relatos de navegantes

De Comodoro Rivadavia a Río de Janeiro – Claudio Robledo Medina

Claudio Robledo Medina – Asociado 119

Todas las historias tienen un comienzo y la de nuestro viaje se inicia a mediados del año 2008. Por aquel entonces, yo,  solo era un atareado abogado asistiendo a un importante Sindicato, al Municipio de la Ciudad de Comodoro Rivadavia y ejerciendo, como podía, la profesión privada. Por su parte, Ari, como medica generalista, pasaba largas horas en un Centro de Salud barrial intentando, pese a las largas filas de pacientes, atender dignamente a cada uno de ellos, empresa que por la cantidad resultaba poco más que compleja. En este contexto, fácil resulta imaginar el anhelo de un cambio de vida, aunque tan solo fuese un sueño o una fantasía.

Ari y Claudio en el Navegante!!!

No mucha agua bajo el puente corrió hasta generar el renacimiento del sueño de zarpar, sin tiempo y sin limite hacia…algún lado. Recuerdo nítida la toma de nuestra decisión, fue a través de una llamada telefónica en noviembre del 2008.
Ari visitaba a su hermana en Colombia y yo, desde luego, trabajaba en Comodoro Rivadavia.
– Yo: Ari, estoy podrido de esta vida….tengo ganas de largar todo a la m….aunque sea un año…y si nos tomamos un año sabático y nos vamos a navegar??
– Ari: Dale!!!, me encanta la idea!!!, ¿cuando seria?, ¿en dos meses?
– Yo: No Ari, es un proyecto largo, si ni siquiera tenemos barco….
Quien diría que apenas 14 meses después estaríamos iniciando nuestro anhelado viaje. 

LA PREVIA
Corría enero de 2008 y viajé a Buenos Aires a ver barcos, oferté por un Wibo que en lo personal, por algún motivo que racionalmente no puedo explicar, intuición?,  no terminaba de cerrarme. El universo no quiso hacerme de un barco y volví a Comodoro con las manos vacías……y el espíritu quebrado.
Sabía que el error en la elección de la embarcación podía importar el fracaso anticipado del proyecto y en consecuencia debía ser frío y calculador. Tenía en mente el tipo de embarcación que quería y no iba a apartarme de ello, no debía, no podía.
Asumí esa búsqueda como un trabajo más y dedicaba largas horas de computadora a la búsqueda, llamadas a particulares y brokers.  Les puedo asegurar que buscar barcos por internet no es nada fácil, pero no es un imposible. En mayo, ví un aviso particular ofreciendo un barco y supe que era ese. La comunicación de buena fe vía mail con el dueño corroboró mis sospechas.
Fuerte (acero), bien equipado, velado y mantenido, sin exquisiteces, de poco calado, con un motor diesel de 22 hp, y con habitabilidad interior suficiente para dos personas. ¿Para que más?
En junio, sin ver el barco, lo señé, Posteriormente alguien lo inspeccionó por mi y con ese visto bueno viaje a conocerlo, me gustó y cerré la operación. La escritura se firmó en Junio de 2009. La primera vez que lo navegue fue cruzando a Colonia con amigos en julio de ese año y la segunda en Septiembre, Buenos Aires – Comodoro Rivadavia con escalas en Mar del Plata, Rawson y Caleta Hornos, caramba que le tenía fe al Navegante!!!

En Comodoro,  Ari en 2 meses, si, leyeron bien, aprendió a navegar, el resto del tiempo levantamos el barco para hacer fondo y algunos otros trabajos menores.

Mucho trabajamos en la puesta a punto

Más complicado que conseguir, comprar y preparar el barco fue cortar los cabos con tierra: desalojar la casa, buscar lugar donde dejar las cosas, darse de baja en la afip, los autos, renunciar al trabajo en el caso de Ari, delegar el estudio en mi caso, tramitar pasaportes y actualizar documentación, despedir a la familia, entre otras cosas, fue inmensamente mas difícil que hacernos a la mar.



 

EL VIAJE
Así fueron las cosas, el 29 de enero de 2010, 7 meses después de comprar el barco y luego de una calida despedida, zarpamos con rumbo Norte. 
 

Al agua!!!

Ari al timón….

No sabíamos que 30 minutos después tendríamos un viento no pronosticado que nos desgarraría las velas …..y el espíritu. Todo ocurrió en un segundo, se trabó el enrollador, no pudimos orzar para bajar mayor, quisimos orzar a motor pero la bomba de agua no funcionó y como resultado se hizo jirones el puño de escota del foque. Por su parte, la mayor rompió todos los garruchos, se desgarraron los ollaos que los sujetaban, luego se cortó la driza y por ultimo se rompió la gancera….levantamos todo el conjunto del agua, mayor y botavara. Todo esto, repito, a 30 minutos de zarpar.
Fue la primer prueba del viaje. Las velas se repararon en Buenos Aires y pudimos seguir gracias a un «buen alma» de Puerto Madryn que nos prestó una mayor de similares medidas para seguir.

Mamá, papá y Rodrigo, mi hermano

Con mamá, Rita.

Brindis en la despedida

Partida del Navegante

Caleta Córdova a 30 min. de zarpar… no estaba en nuestros planes

Marcelo carga la botavara

El Navegante sin la botavara

Una semana después reiniciamos el viaje y el gran Sr. del Oeste volvió a cobrarnos peaje. Nos mandó unos 100/120 km de viento por unas 12 horas. El barco demostraba su temple con trinquete rizada y nosotros ….nosotros nos preguntábamos en que nos habíamos metido. Caleta Hornos nos cobijo y nos permitió recuperarnos.
Así fueron sucediéndose los puertos patagónicos, Caleta Sara, Rawson y Puerto Madryn. En este último nos visitaron orcas mientras intentábamos entrar al Golfo Nuevo. En todos estuvimos tanto tiempo como nos resultara divertido, En Madryn nos encontramos con compañeros de la residencia de Ari y nos alojaron en su casa. Paralelamente, mi familia mientras podía se acercaba a los puertos cercanos en que recalábamos para visitarnos.

Navegación de Caleta Córdoba a Caleta Hornos con tormenta

Corriendo la tormenta con trinquete rizado!!!

Llegando a Caleta Hornos después de la tormenta

Caleta Hornos y su paz

Nuestros vecinos franceses en Caleta Hornos

Faro abandonado en Isla Leones

Visitando a la familia del velero Hinayan
 

Recibiendo visitas en Caleta Sara 

Tormenta en la boca del Golfo Nuevo

El tramo Puerto Madryn – Mar del Plata mereció una preparación particular, son 500 millas alejados de la costa, salimos corriendo la cola de una tormenta sur que había soplado durante un par de días. No preví que luego de varios días la altura de las olas serian considerables….y así fue nomás, aún con poco viento, una ola intrusa se nos metió adentro y otra nos pegó una buena acostada.
Cinco días después entrábamos en Quequen, que desde luego nos brindó la hospitalidad de todo club chico, hasta ese punto al que nunca llegarías en el YCA, por ejemplo…..” chicos, les dejamos las llaves por si se quieren bañar…”.
De a poco comenzábamos a relajarnos, los cuarenta bramadores quedaban atrás. Las pocas millas que separan Quequen de Mar del Plata las hicimos en una navegación deliciosa a la que inclusive asistieron los delfines. Mejor aun fue el recibimiento en Mar del Plata, allí nos esperó Alfredo, quien al timón del Minga nos guió e indicó la entrada a puerto. 

La solidaridad náutica no tiene límite, conocí a Alfredo en Comodoro Rivadavia, solo nos vimos una vez y quedamos en contacto. En la feliz, nos invitó a su casa junto con Celia y nos dió una mano en todo cuanto necesitamos. Lo mismo cabe decir de Clara y Rodolfo del Bastardo, (en náutica el apellido de uno es el nombre del barco), los Delegados de la Asociación ADAN en Mar del Plata.

Clara Rodriguez y Rodolfo Mena del velero Bastardo con el que dieron la vuelta al mundo!!!

Desde luego que volvimos a quedarnos tanto tiempo como fue divertido y esta vez fueron dos semanas más o menos. Demás esta decir que las abuelas de Ari que por allí estaban nos trataron de mil maravillas. En esas circunstancias soltar amarras se vuelve mas difícil pero debíamos seguir subiendo, la buena época para subir estaba llegando y no podíamos permitir que se nos escapara.
El próximo puerto que visitamos fue La Plata, y desde luego, como a todo puerto complicado, llegamos de noche. Las pocas millas de acceso al canal ponen a prueba los nervios de cualquiera. Recuerdo haber errado el acceso a un canal y encontrarnos a punto de varar a no ser por un guarda del Club Regatas que nos grito que no entráramos por allí. Decidimos hacer noche en ese club y allí nos quedamos 15 días mas (lo que nos otorgaron de cortesía), luego nos “mudamos” al Club Náutico Berisso…otra vez, la grandeza de los pequeños clubes.

La Plata fue un puerto especial para Ari, allí transcurrió su vida de estudiante universitaria y desde luego se puso al día con sus amistades. Francisco Mazzei, padre de una compañera de Ari del Hospital nos ayudó en todo.
Con pies de plomo, a fines de Abril, salimos de La Plata con destino a Bs As., alli nos recibió la gente de ADAN, la Asociación de Navegantes, Raúl, del velero Santa Paula y Luis del Betelguese, gracias a ser Socio de ADAN y el Convenio de amarras de cortesía que tiene la Asociación, obtuvimos amarra de cortesía en el Yacht Club Centro Naval de Núñez.

Con Maribel y Julio Coscolla del velero Cibeles en el Centro naval, dos vueltas al mundo!!!!!

Buenos Aires fue un puerto especial para mi, casi como mi segunda cuidad pues en ella viví la mayor parte del tiempo después de Comodoro Rivadavia.
En Buenos Aires decidimos hacer todo lo necesario como para armar la salida del país, la compra de bicicletas, compras de mercaderías (yerba por ej), mantenimiento de piezas del motor, repasar velas, cambiar drizas, cambio del reloj de presión, etc.
Lucas Korendij nos dió una mano en todo, incluso nos soldó los candeleros, él, es el padrino del Navegante en Buenos Aires.
Allí también conocimos a Julio y Maribel del Cibeles quienes han dado una vuelta al mundo y van por la segunda, estos españoles son divinos!.

Con Lucas y Natalia

En esos días justo coincidió en nuestra estadía en Bs As con la despedida que se le hizo a Aurora Canessa en el Club Náutico Olivos de su viaje en navegación solitaria en el cruce del Océano Atlántico, no muy solitaria hasta su llegada a Bahamas, navera acompañada por Omar Sánchez y Ximena. Con Ari tuvimos la suerte de formar parte de una de las mesas de ADAN, nuestra Asociación de Navegantes, tuvimos el gusto de compartir la noche con Aurora Canessa, con Clara Rodriguez y Rodolfo Mena del velero Bastardo, con Guillermo Rodriguez del velero Charrán, con Gerónimo Saint Martin, con Luis García Monsonis y con Felu, un lindo personaje de Venezuela que espero podamos ir a visitar, no se cuando…….pero seguro que algún día llegaremos.

Aurora Canessa, Omar Sánchez y Ximena

Representando a A.D.A.N. en el C.N.O., Ari, Luis García Monsonis, Julio Coscolla, yo, Rodolfo Mena, Maribel y Guillermo Rodriguez, tres vueltas al mundo y nosotros que recién comenzamos….

Con Guillermo Rodriguez, del velero Charrán, Delegado de ADAN en Angra dos Reis

Clara Rodriguez y Rodolfo Mena, Delegados en Mar del Plata, «Felu», Delegado en Puerto La Cruz, Venezuela, Aurora Canessa y Geronimo Saint Martin del velero La India

Maribel y Julio Coscolla, Guillermo Rodriguez, vuelta al mundo en el velero Charrán y Delegado en Angra, Ari y yo

«Felu», Aurora Canessa y Geronimo Saint Martin

Para nosotros fue una noche muy especial, recién llegados a Buenos Aires y compartiamos una mesa con gente que se interesó en nuestros proyecto y nos llenaron de consejos y palabras de aliento, no se cuantas miles de millas había junto a nosotros…. 
Partimos y ver Bs As por la popa nos costó pero los primeros días de mayo de 2010 pudimos despegar y así fue que tocamos todos los puertos Uruguayos que pudimos: Colonia, Riachuelo, Sauce, arroyo Rosario….que merece párrafo aparte.

Saliendo de arroyo Rosario el motor empezó a zapatear, el diablo metía la cola en la línea de eje, estaba descentrada, pero había algo más que no podía definir que era, había que desarmarla y para ello era preciso levantar el barco. En El Buceo nos cobraban un precio de locura para levantar el barco y varar por unos pocos días, algo así como 10.000 pesos, precio que no estábamos dispuestos a pagar. “por favor, sáquenme de remolque hasta la entrada que nos vamos a vela a La Plata!!!!!.
Vuelta al pago, con lo que nos había costado despegar, volvimos y en el Astillero Martinolli levantamos y reparamos la línea, sobre la que no habré de ahondar en detalles para no aburrir, la brida que tenia era para una línea de eje de pulgada y media y no de una pulgada, como la del Navegante………
Todavía recuerdo al tornero, ¿Cómo llegaste hasta acá con esto?….!mira que en el mar no hay banquina!!!. 

Levantando el barco para reparar linea de eje en La PLata

Con Francisco, siempre dispuesto a ayudarnos

Después de bajar el barco esperamos durante 7 días pronóstico para salir, eso sin contar la salida fallida. Volvimos a salir con rumbo a Montevideo y desde allí tocamos todos los puertos que nos restaban: Piriápolis, Punta del Este, Montevideo y La Paloma, ultimo puerto al que arribamos la primer semana de junio. 

Entrando a Riachuelo, Uruguay

 Pedaleando en Arroyo Rosario – Uruguay

Navegación a Montevideo con bicicletas colgando

 Casapueblo desde el mar

Tratamos de acortar las estadías considerando que en Uruguay se paga por todo, olvidate de las amarras de cortesía!!!. Todavía recuerdo preguntar inocentemente “¿dan cortesía?”. Todas las navegaciones las hicimos con buenos pronósticos; después de sentir dentro del Puerto de Buceo como llegaban los frentes fríos decidimos que no queríamos que uno fuerte nos “sorprendiera” afuera.
El tramo La Paloma – Río Grande fue delicioso, viento por la aleta con corriente a favor. Lo que no fue para nada delicioso fue la entrada a Río Grande, casi pasamos de largo, nos costó bastante entrar……lógicamente, de noche. Arribamos al Museo Oceanográfico donde tomamos amarra y Lauro, su director nos recibió con una dorada al horno con papas!!!!!. Brasil comenzaba a caernos bien!!!!.

En esta instancia, el viaje tuvo un duro revés. Debimos retornar a la Argentina por una afección severa de mi padre que nos retuvo aprox. 5 meses haciendo peligrar la continuidad del viaje. Luego de otros reveses que se fueron adosando decidimos en diciembre proseguir con el viaje, a esta altura mi padre ya se encontraba recuperado al 100 por ciento.

Mi viejo recuperado

Fue una acertada decisión, desde entonces disfrutamos de las calidas playas brasileras. Hemos tocado cuanto puerto resultara tentador, Imbituba, Florianópolis, Porto Belo, Sao Francisco do Sul, Paranagua, Ilha Bela, Ubatuba, Ilhas das Couves, Ilha Grande, Angra dos Reis, Paraty y Rio de Janeiro, desde donde escribo estas líneas. 

Sao Francisco do Sul

Entrando por Naufragados, entrada sur a Santa Catarina

Ensenada dos Macacos en Ilha Grande

Gozando Ilhabella

Paranagua

Cananeia

Amanecer rumbo a Ilhabella

Ilhabella rustica

 Bahia de Guanabara vista desde Niteroi

Rio desde Praia da Urca

Desde ya que hemos tenido complicaciones, rotura de motor, de luz de tope, de motones, hornallas de cocina, baterías muertas, una varadura, todos sufrimos una en nuestra vida de navegante, tormentas no previstas, garreos de ancla, etc, sin embargo nada, absolutamente nada opaca la felicidad de vivir en el mar.

Asado con nuestros amigos en Abrao – Ilha Grande

Reunion espontanea en el Whippet

Con Charly y Andreas en el Charitas – Niteroi

No he conocido hasta ahora un tipo de vida tan autentico y puro. La simplicidad de esta vida atrapa, conocer gente, lugares, culturas, nuevos sabores y acentos se vuelve un saludable vicio al que hoy no quisiéramos renunciar.
Creo que ninguna excusa cabe para quien sueñe o desee vivir esta experiencia de vida. Hemos conocido familias enteras viviendo en barcos de 27 pies de eslora, profesionales y laburantes del oficio que se les ocurra, solitarios, solitarios con animales, una familia de 4 niños, los padres y dos gatos, jóvenes buscavidas y mayores retirados, algunos ricachones y otros evidentemente humildes, alemanes, suecos, canadienses, austriacos, franceses, españoles, etc,
Sin embargo, en los puntos comunes de encuentro esas diferencias nunca existieron, “los huesos son siempre blancos” decía mi abuela.

En muchas oportunidades nos han preguntado del costo del viaje, siempre respondo que el costo es dejar los afectos, la familia, la comodidad de una ducha (hemos calculado que estuvimos dos meses sin bañarnos en una ducha común corriente, lo hemos hecho en el cockpit, en cascadas, en la lluvia, etc), el tener que caminar cuadras con una garrafa para hacernos de gas, incomunicarnos con nuestra familia por falta de internet, pasar cumpleaños o las fiestas en lugares alejados, capear alguna tormenta de tanto en tanto o sentir el agua fría de lluvia colarse por el traje de agua buscando la espalda, el no poder ver la mirada dulce de mi perro o sentir la caricia tierna de mi padre.
Sin embargo, la recompensa como dice alguna publicidad “no tiene precio”………..Ese,  es el verdadero precio.

El Navegante y su capitán a la orden de los amigos,…….los espero!!!!

Es harto difícil reducir la cuestión a términos económicos aunque si lo intentáramos nunca debemos olvidar que “la plata va y viene”. En nuestro caso últimamente solo va………por lo que hemos recurrido a vender pan horneado a bordo y ofrecer paseos en nuestro barco y aun así, hoy, somos felices.
Destaco una frase de un navegante norteamericano llamado Larry Pardey “go simple, go small but go now”.

El Navegante sigue camino…

Deseo de corazón que estas pocas líneas sirvan para animar a esos espíritus presos de la duda a soltar amarras aunque sea en simples y pequeños veleros, aunque desde luego,………..tiene que ser, ahora!!!!  

Ari y yo lo estamos cumpliendo, navegando un sueño!!!

Y no tan solo a soltar amarras, sino tambien a generar ese cambio de vida anhelado, a partir en el viaje deseado o estudiar el instrumento musical que siempre quisiste tocar o vivir en la ciudad o pueblo deseado o etctetcetc……
Existen muy pocas posibilidades de arrepentimiento.

Saludos a todos de Ari y Claudio.

Cabo de hornos y ventisqueros

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