por Mara Cornejo En el Club de regatas La Plata conocimos a Frank Catton y Elise Gagnon, una curiosa pareja de navegantes canadienses que a bordo de su velero Ouais-Ouais navegan hace treinta años, viven a bordo y practican el antiquísimo arte marinero: el scrimshaw. Han llegado a nuestro país con el objeto de estar presentes con su colección de tallas en la llegada de Velas Sudamérica 2010 y tienen la intención de permanecer hasta fin de año.
Elise y Frank en el Ouais-Ouais, velero ferrocementado construido por él.
La historia comienza en Vancouver donde Frank de profesión albañil, después de haber navegado unos cuantos años en veleros de amigos, decidió que era tiempo de cumplir el sueño del barco propio. Aprovechando sus conocimientos profesionales y poniendo manos a la obra, construyo en forma artesanal un yate de ferrocemento, con aparejo tipo Cutter noruego de 9,8 m. de eslora, con mástil de madera y vela cangreja. La construcción transcurrió dentro de un granero, botando el yate en 1976, luego de siete años de labor. A bordo de su flamante creación, Frank trazó sus primeras millas a lo largo de la costa de Vancouver.
AVENTURERO SI, SOLITARIO…. NO!!! Frank comenzó a elucubrar la idea de cómo conseguir tripulantes, y si estos provenían del género femenino, mejor aún. Para esto, coloco un aviso en una tienda naturista en Vancouver, ofreciendo plazas para realizar un crucero hacia México.
Elise y su amiga Nicole, escapando del frío de la costa Este, habían abandonado su ciudad natal Quebec y se encontraban por el Pacifico, con la idea de realizar un viaje hacia México, pero por medios terrestres. Elise que tenía en mente tomar un año sabático después de haber completado sus estudios en Bellas Artes, pensó que el crucero seria una muy buena forma de realizar el viaje que habían planeado con Nicole. Decidieron embarcarse juntas rumbo a la aventura a bordo del “Ouais Ouais” y si bien ninguna de las dos tenía experiencia náutica alguna, el Capitán no dudo al momento de embarcarlas. Frank consiguió realizar el sueño de todo Capitán: tener dos simpáticas señoritas del Canadá francés, dispuestas a cumplir sus mandatos.
LA PRIMERA NAVEGADA, MALA METEOROLOGÍA Y UNA BAJA Frank era el único que había navegado en otros yates como tripulante a lo que le sumaba conocimientos náuticos adquiridos mediante la instrucción bibliográfica El crucero comenzó, zarpando de Vancouver con rumbo Sur, la navegación, que prometía ser placentera, se complico con meteorología muy adversa, obligándolos a recalar en la costa de California.
Cuando arribaron al primer muelle Nicole, la que peor había sobrellevado el mal tiempo, desembarco, beso la tierra y dijo “nunca mas”, convirtiéndose en la primera baja del crucero. Frank se volvió entonces hacia Elise, preguntándole si ella también lo abandonaría, a lo que la incipiente marinera contesto que no, que seguirían juntos, luego de que ambas completaran su viaje a México. Frank la había convencido, planisferio mediante de que el planeta estaba compuesto en un alto porcentaje por agua, y que por ese medio podrían ir a donde quisieran.
ELISE REGRESA PARA QUEDARSE Luego de completar su viaje a México desde California con su amiga, Elise regresa al barco y a Frank, ambos se encontraban entonces en Los Ángeles, dando inicio desde allí a esta extraordinaria travesía, que duraría más de treinta años, 373 puertos y 52 países visitados.
Esta primera navegación diseñada desde un aviso clasificado dio origen al nombre del barco: cada vez que Frank indicaba algo a las dos amigas, ambas respondían pacientemente “ouis ouis”, que es la forma coloquial de responder “oui oui”, en buen castizo “si, si”, o en ingles “yes, yeah”. Elise y Frank recorren durante diez años el Pacífico, el Índico y el Atlántico, con viejas cartas marinas, sonda manual y sextante, un receptor de onda corta sin aparatos electrónicos ni heladera. Luego de travesías por el Norte de Australia, Sur de África, Atlántico Sur, Brasil, Caribe y Nueva York, retornan a Quebec para reparar el barco el motor, y fabricar velas nuevas.
ARTE A BORDO Mientras navegaba, Elise plasmaba sus experiencias en acuarelas a modo de bitácora. Frank, observando las técnicas de dibujo de su compañera, le comentó sobre un antiguo arte marinero: el scrimshaw, consistente en el grabado sobre hueso de diferentes motivos, muchos de ellos náuticos.
Elise aprendió la técnica y comenzó su colección de tallas de veleros. Se enteraron de que como parte de los festejos del milenio habría una parada de tallships en Halifax, al este de Canadá, navegaron hasta ese puerto, tomando contacto con el mundo de los grandes veleros escuela, los cuales pasan a ser el principal motivo de su colección. Salieron de Halifax para recorrer el Atlántico Norte, Azores, Madeira, Canarias, Caribe y vuelta a Halifax y con 80 tallas a bordo decidieron mostrarla en Europa. En el viejo continente exhiben su colección en diferentes museos y clubes náuticos, donde a cambio se les brinda su estadía de cortesía; bajo esta modalidad, recorren todo el Norte de Europa, el mar Báltico y el Mediterráneo.
Su objetivo mediato es presenciar la llegada de Velas Sudamérica 2010 durante el mes de marzo en Buenos Aires y luego partir rumbo a África, Madagascar, Mozambique, Australia; Nueva Zelanda, Islas del Pacífico; Japón para regresar a Canadá.
Timoneles conversó en exclusiva con los navegantes fondeados en el Club de Regatas La Plata formulando las siguientes preguntas:
TIM.- ¿Cómo iniciaron su viaje? F.-: Al principio, en las Islas del Pacífico, llevamos pasajeros entre islas, hicimos alguna publicidad ofreciendo viajes en hosteles de juventud y sobretodo aprendimos a vivir con las cosas mínimas, sin tanto apego a objetos materiales. Hacíamos tallas con siluetas de barcos por encargo, para sus propietarios y vendemos también un poster con fotografías de todas las tallas de los grandes veleros. En los clubes donde paramos exhibimos nuestra colección.
TIM.- ¿En que forma obtienen los modelos que tallan, que tipo de material utilizan y cuales son las etapas de realización? Elise: .-Los diseños de grandes veleros los obtengo de libros o de fotos que le pedimos al Capitán del barco, tenemos un libro a bordo donde registramos la firma y sello de todos los comandantes que fuimos conociendo. El material utilizado hoy en día es hueso de vaca, originalmente se tallaba en hueso de ballena o marfil, pero hoy están prohibidos. Frank realiza las tareas de artesano: corta y pule el hueso y prepara la madera donde adhiere la talla y yo me dedico a dibujar en lápiz, cuadricula mediante el diseño del barco calando luego con un punzón fijando el dibujo con tinta de impresión (similar a la que utilizan los diarios) que queda fija al hueso como un tatuaje. Antiguamente se usaba el carbón de las lámparas de aceite, disuelto en aceite de ballena.
TIM.- ¿Cómo organizan la vida a bordo; en lo que respecta a comida, guardias, navegación, provisión de agua potable? Frank: .-Llevamos comida a bordo como para subsistir durante un año. La dieta está basada en comida seca: arroz, porotos, latas de carne o de sardinas, soja. Pescamos navegando, poseemos actualmente panel solar radio y dos grupos de baterías: una destinada a la “casa” y otro grupo para el motor. Hace poco tiempo incorpore un GPS, pero solemos navegar con sextante y sonda de mano. A bordo tenemos un timón de viento que llamamos “el segundo de a bordo” y contamos con panel solar. El agua potable la llevamos en raciones, calculamos cuatro litros por día y no utilizamos el desalinizador. Aprovechamos el agua de lluvia. En navegación hacemos guardias de seis horas cada uno.
TIM: .- ¿Cual fue la experiencia más exótica, cual la más emotiva y cuantas situaciones de peligro transitaron? Frank.-: Una de las experiencias más emotiva fue un encuentro con un grupo de ballenas azules en la bahía de Vizcaya, su tamaño era realmente impresionante, superaban ampliamente la eslora del barco. Se mantuvieron cerca durante tres días pasando por las bandas, por proa y popa e incluso por debajo del barco. Parecía de alguna manera, como si nos observaran o si nos olieran, cuando lanzaban el chorro característico el mismo caía sobre el barco, y a propósito: el chorro de agua huele muy mal. Elise: .- Una de las experiencias más extrañas que vivimos fue en las islas Fidji: la pesca del “balolo”. Finalizando una estadía en estas islas, les comunicamos a los nativos nuestra intención de zarpar, nos insistieron que debíamos quedarnos porque venia el “balolo”. La simple mención de la palabra “balolo”, producía una extraña e intensa agitación en la población, decidimos esperar y participar en la fiesta del “balolo”.En el mes de octubre, siete días después de la luna llena, unos extraños gusanos que habitan en el fondo de las lagunas coralíferas, emergen para desovar como parte de su ciclo reproductivo ,la noche indicada por los nativos concurrimos con ellos en botes al medio de la laguna de coral, un par de horas antes del amanecer, miles de gusanos parecidos a “spaghettis” comenzar a aflorar, haciendo que el agua de la laguna entre en ebullición.
El espectáculo fue impresionante: por la aparición de los gusanos y por la excitación de la gente. Junto con los nativos empezamos a pescar los gusanos con una red fina de mano cargando a bordo todo lo que pudieramos. Luego de la pesca, ya en tierra, los balolos fueron preparados por los pobladores, con hojas de plátano o frutapan; también los acompañan con arroz o huevos, su sabor es fuerte, con gusto a algas marinas u ostras, algunas culturas han llegado a compararlo con el caviar. A la distancia dudo sobre que me impresionó más si la aparición de los gusanos o la excitación de la gente del lugar.
Elise: .- Otra situación de peligro que me toco personalmente ocurrió a la altura del Amazonas, después de haber estado en el agua cerca del barco un hilo de medusa, color verde azulado me rozo el brazo dejando paralizado todo el cuerpo del lado con el que contacté , durante más de dos horas. A partir de ese día nunca más he nadado en el mar. También tuvimos en el Amazonas otra situación de peligro, cuando dos chicos intentaron subir a bordo, con supuestas intenciones de robo, afortunadamente escaparon cuando dimos señales de alerta.
TIM: _ ¿Cuál es el país donde resulta más engorroso hacer los tramites de despacho? Elise : .- Estados Unidos , sin duda , luego le sigue Australia también Brasil da mucho trabajo – apunta Frank porque hay que ir a distintas dependencias alejadas entre sí y en general no se llega dentro del horario debiendo insumir por lo menos dos días de trámite. Depende del humor del funcionario de turno, hay algunos que nos reciben de maravillas diciéndonos: descansen y luego pasen por la oficina, hasta otros que no quieren ni poner el sello.
TIM: .- ¿Cuál fue el lugar que más les gusto, de todos los recorridos? Elise.-: Las islas Fidji sin duda, allí los habitantes de las Islas del Pacifico saben vivir bien y en armonía con la naturaleza.
TIM: .- ¿Cuál es el próximo proyecto? E & F: .- Volver al Océano Índico y al Pacífico Sur, visitar a nuestros viejos amigos del primer viaje y pasar por Japón para finalmente llegar a Vancouver. Hemos comprado un pequeño terreno cerca de Vancouver en un pueblo donde viven unas 500 personas, es una villa veraniega visitada por unas 5000 personas al año. Tenemos planeado integrar unas 45 tallas mas a la colección para reunir a todos los grandes veleros, junto con las tallas tenemos gran cantidad de objetos recolectados en nuestros viajes, con ellos pondremos en marcha nuestro museo marítimo y pasaremos una temporada en tierra firme.
TIM: .-: ¿Cómo pueden contactarse con ustedes los Clubes Náuticos u otras instituciones interesados en tener sus tallas en exhibición? Elise: .- Esperamos estar un tiempo en Argentina antes de zarpar hacia el Océano Índico y nos gustaría mucho poder exhibir nuestra colección de tallas de los grandes buques escuela e incluso compartir nuestras experiencias de tantos años de navegación con otros navegantes ya sea por medio de Clubes Náuticos u otras instituciones. Pueden contactarse con nosotros a través de un mail eliseyfrank@hotmail.com o por medio de la redacción de la revista.
El Balolo, es un anélido que se encuentra en islas de coral del Pacifico Sur especialmente en Samoa o en las Fidji Island. El denominado“caviar del Pacífico” es recogido antes del alba una sola noche en octubre y en noviembre por los lugareños armados de una tela tramada y una linterna. Conocido por los científicos como Eunice viridis, este anélido de color marrón rojizo (macho) o en color verde musgo (hembra) desova en el agua, sube a la superficie antes del amanecer. La reproducción de la lombríz balolo de los arrecifes de coral se transformó en un evento anual de fiestas, acogido con beneplácito por todos los fiyianos. Son elementos para ser comprados y consumidos, pero también para ser reverenciados. Los lugareños esperan con impaciencia en sus barcos el previsible encuentro que nunca ha dejado de aparecer en tiempo por más de 100 años. Durante ese amanecer se liberan las larvas que buscan un parche de coral adecuado para comenzar el ciclo otra vez, para dar a luz a la nueva generación de Balolo.
EL ARTE DEL SCRIMSHAW el origen de la palabra Scrimshaw es incierto, actualmente se utiliza para definir una modalidad de arte caracterizada por grabados transformándolo en una tradición náutica. Los comienzos fueron en el Polo Norte y en Escandinavia pero hacia 1059 se conoce que hay arrantzales (pescadores vascos) en la costa de Bayona que se dedicaban a ello. Éstos se realizan sobre soportes de origen animal como marfil y hueso o vegetales como la nuez. Creado por los esquimales en el extremo norte del continente americano, el Scrimshaw era ejecutado en esos tiempos sobre barbas de ballena y huesos blanqueados al sol. En los inicios del siglo XIX, detrás de las ballenas llegan los marinos norteamericanos y adoptan el Scrimshaw, transformándolo en una tradición náutica. Los motivos que inspiraban a estos “Scrimhanders” (hacedores o practicantes de Scrimshaw) eran predominantemente marítimos. Aún se conservan piezas de marfil del siglo diecinueve que se han conservado debido a que se mantuvieron en un barril de petróleo buque a bordo.
Los diseños de las piezas varía mucho también, aunque a menudo había escenas de la caza de ballenas en ellos. Herman Melville, en Moby Dick, se refiere a «dibujos animados de ballenas y la caza de ballenas-escenas, grabadas por los propios pescadores sobre los dientes de cachalote, o busks damas forjado de la ballena franca-hueso, y otros artículos skrimshander. La mayoría de los Scrimshaw originales creado por los balleneros se encuentran actualmente en poder de los museos.