Relatos de navegantes

Navegación Puerto Mont – Ushuaia 2013 Victor Felipe

por Víctor Felipe – Asociado 241

El velero Soledad es un H26 diseñado y construido por don Jorge Heguilor, lo compramos en el 2004, navegamos por Uruguay varias veces, fuimos a Florianópolis y después lo trajimos al lago Lacar, pero el Soledad no puede estar sin tocar el agua salada. Ya en el 2006 y en el 2009 estuvo navegando por los fiordos chilenos hasta la Laguna San Rafael. Este año nuevamente nuestro barco fue llevado a Chile  – previo papeleo importante – por tierra desde San Martín de los Andes atravesando el paso Puyehue hasta botarlo en Puerto Mont donde comenzaremos nuestra pierna Puerto Mont – Ushuaia,  luego navegaremos Ushuaia – cabo de Hornos y Ushuaia – Bahía Blanca y luego, directo a Buenos Aires.

Hoy, primero de enero del 2013, estamos prontos a entrar al puerto de Quellón, a continuación paso a contar el proyecto y el desarrollo de nuestra navegación hasta la fecha, el futuro se convirtió en presente en el momento que el Soledad posó su regordeta panza en aguas del Pacifico, en el Club Náutico del Reloncavi, en la ciudad de Puerto Montt.

Parece que fue ayer cuando en marzo del 2011 le confesé a un grupo de íntimos mi proyecto a dos años. Tengo presentes sus caras incrédulas ante el disparate que estaba contando. Pero a fuerza de remar, remar y remar ya estamos en la víspera de entrar al primer puerto tras 4 singladuras. Como he descubierto que el común de la gente no toma otros compromisos a más de un año que no sean las cuotas de algún crédito, acá si les puedo decir que el largo importa, decidí  esperar a febrero del 2012 para lanzar la convocatoria de socios dentro de una pequeñísima lista de amigos y ahí pude ver que tampoco ellos estaban entre el común de la gente y a las pocas horas del primer mail ya tenía la tripulación casi completa.

Para no seguir generando expectativa le cuento a quienes no lo saben que tras meter la mano en el pañol de sueños me salió el éxodo del Soledad a aguas del Atlántico previo pasar por  las altas latitudes. A grandes rasgos saldremos de Puerto Montt navegando por los canales del sur de Chile para terminar la primera pierna en la ciudad de Ushuaia. Cubriremos una distancia de 1300 mn en 40 días aproximadamente. Aquí tendremos el cambio del primer tripulante y luego remontaremos la costa atlántica hasta la ciudad de Buenos Aires recorriendo la totalidad del litoral marítimo de nuestro país. Esta remontada es de aprox. 1750 mn. Con gran felicidad les cuento que la tripulación es de lujo, estando constituida en la primera pierna por Daniel Cordero, Antonio Herrera y Gustavo Bruckli mientras que en la 2° cambia este último por el legendario Pablito «tío trenza» Saad. Durante el transcurso de todo el 2012 hemos estados abocados casi en un 100% a trabajar en distintos aspectos vinculados al viaje, preparar el barco, logística, trámites, equipamiento e instrumental y sobre todo recabar mucha información relacionada  – normativa y experiencias ajenas-. Sabemos que por más previsiones que tomemos no estarán todas las fichas de nuestro lado y si bien siempre me preocupo por minimizar el factor suerte previendo cada detalle, para este viaje solo me faltará un tema que escapa de mis posibilidades, me faltan 4 metros de eslora. Pero no somos ni camicaces ni suicidas.

Nuestro factor de riesgo se compensa con mucha, mucha planificación, una tripulación experimentada y con afinidad. Plazos de tiempos generosos para poder guardarnos cuando las condiciones no estén dadas y como eje fundamental contaremos con protocolos de seguridad y de telecomunicaciones que reducirán la improvisación.

Como queda el marcador?……..factor de riesgo con altas posibilidades que nos preguntemos que mierda hacemos aquí si pudiéramos estar en casa en vez de maltratados por un mar embravecido pero con la convicción de que es un costo que nos debemos imponer para poder ver nuestros sueños hechos realidad a modo de millas en la estela.

Retomando el relato que hoy nos dejo en Quellon les cuento como estaba previsto el 20 de diciembre trajimos el barco a Chile con la colaboración inestimable de Rubén “viejo loco” y Fernandito y tras pasar la navidad en San Martín el 26 del 12 salimos con Sole y Tomás que nos darían una mano en la logística y los detalles de última hora, también viajo con nosotros Daniel.

El resto de la tripula llego el día siguiente a quien se le sumo Mariela para dar una mano. El 27 y 28 fueron frenéticos pero pudimos alistar todo como para partir el 29 por la mañana.

A la hora de partir solo nos faltaba cambiar el sistema de gas que lo haría en Calbuco, y hacer funcionar la radio HF que un delincuente de San Martín que se hace llamar técnico se encargo de dejarla completamente fuera de servicio y la antena sin probar.

Este punto es fundamental para poder mantener información con San Martín y recibir información meteorológica y dar nuestra posición a la capitanía de puerto. Gracias a la buena onda de Leo, técnico de parques, pudimos salir con un equipo que recién ayer, el cuarto día lo hemos podido poner operativo en un 100%, habiendo dado los QTH, recibir algún fax y trasmitir nuestra situación a dos estaciones que nos harán el seguimiento, una en misiones y otra en Punta Alta.

Finalmente salimos el 29/12 a las 1100 y con un sur muy suave llegamos temprano a Calbuco donde tuvimos juntada con amigos locales y una cena a bordo con música en vivo en un recital exclusivo que nos dedico Alfonso. Esa noche pudimos descansar muy bien de los ajetreados días anteriores y aproximadamente a las 1100 hs partimos para la posada de la Isla Tabón, también con mucha música en vivo de Alfonso quien remató su recital con un Mariscal sensacional.

Pensábamos desembarcar a nuestro invitado quien regresaría a Calbuco en una colectiva pero al ver pasar una la llamamos por vhf y ésta lo embarco directamente desde el Sole tan pronto como terminamos de comer.
Nosotros por otra parte pusimos rumbo al sur con destino a confirmar pero ya sobre la noche y ante un evidente desperfecto en el alternador decidimos entrar a la Isla Mechuque con la penumbra que anuncia la noche. En esta situación Gustavo se lucio una vez más resolviendo el problema del alternador que resulto ser un cable suelto en el motor, este muchacho es imprescindible en cualquier tripulación y su capacidad de resolver problemas no tiene límites.

La mañana siguiente partimos para Queilen y la falta de viento nos hizo navegar a motor la mayor parte del tiempo y dado que cuando llegamos a nuestro destino aún era temprano decidimos seguir un poco mas hasta estero Huildad, lugar conocido y muy bonito que queda muy próximo a Quellon. En este fondeadero recibimos el año con gran emoción al ver los sueños cumplidos y levantamos las copas por lo seres queridos que ponen su parte y toleran nuestra ausencia. Salud Por ellos!!!!!.

Hoy al mediodía recalamos en el puerto y esperamos partir por la tarde para esperar al reparo de la Isla San Pedro las condiciones para cruzar la Boca del Guafo. El próximo mail no se donde lo podremos enviar pero seguramente iremos dando posiciones por HF.
Saludos a todos y ORZAAA!!!!

Como comenté anteriormente en el cuarto día de navegación entramos a Puerto Quellon pasado el mediodía, aquí pensábamos reaprovisionar agua, combustible, víveres frescos, pegarnos una ducha y hacer internet x los mail y el pronóstico del clima. Pues solo agua y gasoil pudimos hacer en esta ciudad que se había convertido en un pueblo fantasma por el feriado de año nuevo. Por varias horas buscamos la ducha y las vituallas pero fracasamos rotundamente.

Gracias a Dios pude robar una señal de internet sentado en el cordón de una vereda, así mandé el relato anterior, pude bajar la carta grib del clima para los próximos días y descargué unos driver para poder conectar el GPS en la nueva compu que se negaba a entrar en servicio.

De vuelta en el barco nos juntamos todos y decidimos partir inmediatamente, a las 18:00, a Isla San Pedro a unas 18 mn que nos serviría de tenedero a esperar para el cruce de la Boca del Guafo. Para quienes no conocen esta es un pasada de mar abierto que separa el extremos sur de la Isla de Chiloe del Archipiélago de las Guaitecas.

Este paso es muy respetado por los navegantes locales porque el océano Pacifico muestra su encrespado lomo que se agrava con las mareas. Por aquí ingresa el agua que llena y vacía los golfos de Ancud, Corcovado y el canal Moraleda. Generalmente se espera detrás de la Isla San Pedro las condiciones y se parte por la madrugada para estar del otro lado temprano e ingresar en un verdadero laberinto de canales e islas con todo el día por delante.

Si bien los avances de la tecnología nos permiten navegar por estos lugares a ciegas no es recomendable porque muchas veces hay troncos flotando o inmersas islas de cachiyuyos, (alga muy grande) y si uno queda atrapado en uno lleva buen trabajo librarse. Por otra parte la belleza del lugar hace que navegar de noche sea un desperdicio.

Cuesta imaginar y entender que llevo a modelar una geografía tan caprichosa que luego las fuerzas de la naturaleza se ocuparon de embellecerla con una vegetación y una fauna exuberante. Entre estos últimos llevamos vistas gaviotas, gaviotines, cormoranes, pingüinos, pelicanos, garzas, jotes, macás, cisnes, flamencos, pardelas, creo que albatros, distintos tipos de delfines, lobos marinos y visones (elefantes, cebras y rinocerontes….aun no vimos). Y lo mejor de todo es que el animal con menor índice de avistaje es el homo sapiens.

Al sur de Chiloe muy rara vez se encuentra algún poblador y generalmente tienen un asentamiento precario, como ejemplo en este momento llevamos dos días sin cruzar ninguno.

Todo lo que pueda decir de estos lugares no alcanza para describirlos pero si me doy cuenta que una parte de mi alma pertenece aquí y algún extraño vínculo, tal vez de otra vida, me hace sentir que tengo raíces por estos lados y los siento tan propios como el más chilote de los chilotes.
Cuando navego estos canales se me moviliza hasta la última fibra de mi cuerpo.

Retomando el relato del viaje les cuento que llegamos a última hora a Isla San Pedro y un fuerte viento del sudoeste, suponemos unos 20kts, nos hizo pensar que deberíamos esperar a que aflojara para dar el salto al otro lado.

Decidimos fondearnos a esperar en el medio del canal San Pedro en un lugar bastante desprotegido para poder tener noción de cómo estaba afuera y evitar salir en la mitad de la noche de un cómodo fondeadero con intención de cruzar y retornar al poco tiempo mojados y maltratados. Durante toda la noche nos sacudimos como un corcho y escuchamos aullar a la jarcia. Nos despertamos a las 3, 4, 5, 6, 7 y siempre lo mismo. A las 8 después del QTH y ante un pronóstico que anunciaba vientos en aumento decidimos sacar la nariz del reparo para ver realmente como estaba afuera y la marea en vaciante nos sacó al Guafo rápidamente.

Con sorpresa encontramos que donde estábamos fondeados era un corredor de viento donde se encajonaba y afuera no era tal, sino un WSW a 15 Kn que nos pegaba a un descuartelar. La mar era entre 3 y 4 y el cruce fue en menos de 6 horas estando del otro lado y al través del pueblito de Melinca a las 14:00.

Ahí ingresábamos al canal Pérez Norte y desde aquí todo fue tranquilo, devorando millas en momentos con viento del través de 20kts y por momentos a motor. La mar llana y el cielo mayormente despejado.

Nuestra estela era un eslalon entre un sin fin de islas. Ya sobre el final del periodo decidimos fondear para descansar bien después de recorrer casi todo el Pérez Norte. Entramos a una caleta en Isla Valverde donde ya había estado en otra ocasión y conocía bien. Al día siguiente a media mañana no levantamos y partimos con idénticas condiciones que la víspera y expectativa de fondear entre 20 y 10 mn de Puerto Aguirre al final del día.

Esta es nuestra próxima parada. Repondremos agua, algunas vituallas frescas que consigamos, por Dios espero que podamos tomar una ducha y partir al tiro.

Las comunicaciones del BLU se han normalizado y a diario transmitimos nuestra posición a P Montt y radiamos con Daniel en Misiones y Miguel Urbieta de la Asociación de Navegantes ADAN, en Punta Alta, quien nos hace la banca y nos pasa la meteo. Con él las comunicaciones son como si estuviéramos hablando por VHF.

Un hecho que nos pasó anoche al final del canal Pérez Sur fue que habiendo elegido para fondear una laguna que se forma en un canal interno que separa dos islas muy próximas, Tambac y no recuerdo el nombre de la otra, es que al llegar a la boca norte del mismo nos encontramos con una salmonera que bloqueaba el paso. Los trabajadores, de mala forma, nos dijeron que entráramos por el otro extremo separado de este por un poco más de dos millas.

Esto no estaba previsto y la noche se nos venía encima así que apure el motor para no perder tiempo. Fondear por estos lugares no reviste complicaciones pero es una maniobra que no hay que subestimar dado que luego uno se acuesta a dormir y se confía a los elementos. Contorneamos la isla e ingresamos a esa laguna en el canal con la última luz.

Como el pronóstico anunciaba norte para esa noche decidí ingresar al fondo del canal que era donde encontraríamos la mejor protección de estos vientos. El fondo de la laguna parecía en principio plano y con muy poco desnivel que paulatinamente fue subiendo de los 9 a los 4 metros pero ya a unos doscientos metros de nuestro propuesto destino nos esperaba una inmensa roca que no llegaba a velar y que la escasa luz tampoco ponía en evidencia.

Todo pasó en un instante. El golpe fue de una violencia extrema. El barco paro en seco y clavo su nariz en el agua al tiempo que levantaba la popa. Todos volamos eyectados hacia adelante, rebotando y golpeándonos con lo que encontrábamos en nuestro paso.

Antonio sentado en el lugar que en los barco se denomina » el lugar del boludo » (o sea, la entrada a la cabina) entró en el camarote de proa sin tocar el piso. Todo cuanto estaba suelto estaba junto a él.

A nosotros nos pareció una eternidad aunque fue solo un instante. Al tiempo que Gustavo y Anto se disponían a levantar los pisos para ver si teníamos vías de agua en los bulones del quillote, Dani y yo tratábamos de salir de ese lugar.

No sé el resto pero yo admitiré que me encontraba profundamente aturdido ante los hechos. Salimos marcha atrás y a poco de hacer unos metros engancho la marcha delante y caigo todo a estribor y cuando empezamos a ganar camino, ……BOOOOMM, nuevamente nos golpeamos.

Luego salimos hacia atrás y buscamos hasta que a muy pocos metros de ahí encontramos fondo plano a 9 metros. Fondeamos y con tranquilidad vimos que no hacíamos agua. Por un momento vi frustrado nuestro viaje a tan poco de salir y quería llorar pero una vez más como dice Alberto K……..» Dios es amigo de los inconscientes y yo agrego que «….Jorge Helguilor es un excelente constructor de barcos!!!!»

Acomodamos todo en su lugar e hicimos algunas bromas sobre lo ocurrido pero solo era para sobrellevar el momento. Cocinamos pero casi no probamos bocado y con una amargura que nos retorcía las entrañas nos fuimos a dormir.

Por la mañana y muy temprano me levanté y comencé una inspección minuciosa del barco controlando con linterna y donde no tenía visual con un espejo. No podía ser que la hubiéramos sacado tan barata cuando supongo que otro barco en estas circunstancias se convertiría en un icono sobre la carta (barco hundido).
La inspección cubrió hasta los anclajes de motor, tanques, carga y lo único que encontramos fue que en el planero que esta por detrás del último par de bulones del quillote había dos fisuras producto de la compresión que sufrió en ese punto. Un planero fisurado no es poca cosa pero si contamos que son 10 u 11 en total no es tanto. Por otra parte la reparación necesaria es imposible hacerla aquí y en el mejor de los casos recién podremos hacerla el Ushuaia.

Durante ese día nuestra moral estuvo tan golpeada como nuestro querido barco pero con el paso de las horas fui digiriendo la cuestión…….

CONCLUSIONES :
Si bien está instalado en los barcos que mientras los errores son de la tripulación y los logros del capitán y que en cualquier caso la responsabilidad recae sobre la guardia de turno o se reparte entre todos acá debo reconocer que no es así, dado que yo estaba al timón en ese momento.

La fatalidad puso nuestra ruta donde había una piedra que no velaba y una salmonera que nos cambió y retraso el ingreso. Difícilmente el incidente se hubiera podido evitar pero con seguridad podría haber sido menor si no llevara tanta velocidad.

Es sorprendente la resistencia de los barcos y a mi esta lección me ha servido para sacarme algunos temores sobre la resistencia de los materiales dado que cada vez que estoy ante una condición extraordinaria me pregunto cuanto aguantará mi barquito o que será lo que se rompa primero.

Por otra parte me pregunto cuántos errores más tendré que cometer para aprender a navegar….

Finalmente me pregunto cuanta suerte me queda por gastar…..

Como a las 10 de la mañana partimos como estaba previsto para P. Aguirre. Allí repusimos combustible, agua y víveres frescos. Tomamos un baño. Nos quedamos con las ganas de hacer internet para enviar y recibir noticias y también hablar por teléfono.

Desde que la telefonía celular llego aquí no hay más centros de llamados y todos tienen internet en sus móviles, pero como corresponde a ninguno de nosotros nos funcionaba el nuestro.

Aguirre es un pintoresco pueblito enclavado en una isla del archipiélago de las Huichas. Un gran salpicón de tierra en un pedazo de mar al final del canal Moraleda. De los centenares de islitas que uno ve por todas partes, todas están cubiertas de vegetación y si alguna es tan chica que no es más que una piedra que sale del mar, es una piedra lobera o guanera y se las reconoce por su color blanco y su pestilencia a sotavento puede alcanzar varias millas.

El pueblo tiene dos mil almas y más de tres mil botes. Sus casitas de colores copian los faldeos de la parte sur casi desde la cumbre hasta la orilla del mar, donde como estacionados a lo largo de todo el poblado se encuentran unos pegados a otros botes, lanchas, pangas, pesqueritos y marisqueros que en realidad desde hace algunos años están abocados a la industria del salmon.

En Aguirre he estado en otras oportunidades pero esta vez me sorprendió. Sus calles de conchilla blanca han sido remplazadas por pavimento y veredas. El agua potable que era un preciado elemento dado que se abastecían únicamente de la lluvia ahora es de red. Por lo demás sigue siendo tan pintoresco como siempre y su gente amable y solidaria.

A las cuatro de la tarde ya estábamos listos para zarpar tras solo 4 horas en puerto. Tenemos intención de ganar latitud antes de que llegue un frente de baja presión que traerá norte muy duro y como siempre que sopla de ese cuadrante acompañado de agua. Si bien a partir de mañana ya el frente se hará sentir, creemos que lograremos alcanzar algún fondeadero protegido en la misma boca de salida a la bastedad del océano pacifico. Ahí esperaremos las condiciones para realizar el cruce de 140 mn aprox por el golfo de pena que nos separan de los canales australes.

Este cruce creo que es una de las etapas más complicadas del viaje. Si uno navegara en este rumbo siempre al oeste la costa más cercana que encontraríamos sería la de la patagonia argentina. Con esto quiero decir que las costas de la península de Taitao y del Golfo de Penas reciben los embates de los temporales de todas las altas latitudes.

El mal tiempo es a situación normal y los fuertes vientos cambian alternativamente del noroeste al sudoeste generando inmensas montañas de agua que chocan con las del viento del día anterior y el mar está en un estado de confusión permanente. Bueno, esto es lo que he leído del lugar al menos. De ahí la importancia de fondearse en la boca y tener tiempo para esperar una ventana de buen tiempo para dar el salto.

Salimos de Aguirre y el norte que ya ha llegado a la cita, nos lleva al sur por el último tramo del Canal Moraleda, y en el comienzo del C. Errázuriz decidimos fondear porque hemos comprobado que cuando fondeamos tarde al otro día arrancamos tarde y como son las 7:00 pretendo parar ahora para arrancar a la madrugada siguiente.

Esta noche la moral esta alta, cenamos bien, descansamos y por la mañana, como a las 06:30 partimos con el objetivo de cubrir tantas millas como podamos. Por todas las radios ya está el aviso de temporal y por VHF y HF no paran de repetirlo. Viento del noroeste de 20 a 30 Kt y por la noche de 30 a 40 con rachas de 50 y 60 kt.

Planificamos nuestra derrota por los canales Errazuriz, Chacabuco y Pulluche que son la ruta que sale más al sur y así podemos navegar más tiempo a sotavento de las islas. Los tramos de canal que corren en dirección Norte Sur los hacemos con vela. En un principio con Genoa y tormentín atangonados, pero con el correr de las horas vamos achicando hasta quedar solo con el tormentín.

Los tramos de canal que buscan el oeste debemos hacerlos a motor porque el viento se encajona de frente.

Por el camino hacemos los deberes y dibujamos en la carta y cargamos en el videojuego (soft de navegación) todos los fondeaderos posibles que sacamos del derrotero. Cada vez que llegamos a uno miramos la hora y calculamos si llegamos al próximo y así vamos avanzando.

La descripción de caleta Millabu en la isla Clemente en la boca misma del océano nos seduce y llegamos a ella no sin poco esfuerzo dado que las dos últimas horas las condiciones ya son casi de temporal.
Soltamos anclas en el fondo de la bahía tras dejar exactamente 60 millas en la estela. La Isla Clemente cuenta con varios picos imponente de granito sólido, todos entre los 700 y los 900 msnm, tiene forma alargada y corre de norte a sur teniendo en su parte inferior una entrada de 400 metros de ancho y 2.4 millas de largo muy encajonada entre las altas montañas.

Las gigantescas placas graníticas casi verticales se encuentras pulidas por la acción de los glaciares que alguna vez cubrieron la zona y entre estas como vetas donde se separa una de otra corren lenguas de vegetación lujuriosa. De tanto en tanto en el gris oscuro de la roca, en las alturas, afloran grandes vetas blancas que suponemos puede ser mármol.

Al final de este valle encontramos una extensa playa de más de 1 km de arena blanca y muy poca pendiente que al bajar la marea supera los 100 mts de ancho. En esta desembocan dos ríos importantes a cada lado y un riacho al medio. Por encima de la playa y al oeste por una roca de granito de unos trecientos metros de alto cae como por un tobogán la caudalosa casada Del Salmon llegando casi a la playa misma. El escenario es soberbio.

Como la bahía es reparada de los vientos del 1° y 4° cuadrante, que es de donde está anunciado, nos pegamos tanto como pudimos a la costa y fondeamos con dos anclas en barbas de gato. Cenamos y al rato ya sentíamos rugir la tempestad que en tan protegido puerto nos escoraba y bamboleaba como a un barquito de juguete. Ja, que casualidad la metáfora!.

Previo programar dos alarmas en la ecosonda, una de máxima y otra de mínima por si garreabamos nos fuimos a dormir con la reconfortante sensación que da una cama caliente mientras fuera se escucha arreciar al viento y la lluvia se alterna con el granizo.

En ese momento tome conciencia de que llevábamos solo una semana de nuestra partida y me asombro el profundo cambio que ya habíamos tenido. La vara que usábamos para medir las cosas en nuestra vida cotidiana acá no servía y era necesaria otra. La sensación física y mental es de bienestar absoluto. Ya no hay preocupaciones laborales ni de otro tipo más que las inherentes a mantenernos vivos, salvos y seguros.

El ojo izquierdo que en los últimos meses me palpitaba con mucha frecuencia parece haber abandonado su vocación percusionista, la tendinitis crónica en un codo creo que me la olvide en San Martín dado que acá, pese la actividad física no se ha manifestado y así puedo enunciarle otras “luces rojas del tablero de instrumento” que estaban encendidas y desde que zarpamos se han ido apagando una a una. Y en momentos como estos es que tomamos conciencia de que la vida urbana nos dota de anteojeras que no nos dejan ver otro camino que el ella quiere para lograr sus objetivos y no los nuestros a costa de nuestra propia salud y nuestros sueños propios.

Ya alcanzando el momento en que uno está pasando de la lucidas al sueño escucho una fuerte ráfaga y la lluvia golpear la cubierta. Me doy vuelta, me acurruco tapándome con la bolsa de dormir y quedo profundamente dormido.

A las tres de la mañana el temporal parecía haber alcanzado su máxima violencia y la verdad que dormía con un ojo abierto y otro cerrado cuando al sonar la alarma de la eco Anto y yo saltamos como empujado por un resorte.

Al consultar la profundidad, esta oscilaba entre 1.7 y 2 metros. La marea estaba alta y la amplitud es de 2.5 m así que las cosas estaban más que mal. Tratábamos de mirar hacia afuera con un reflector pero la visibilidad era nula, no sabíamos dónde estábamos ni que había ocurrido. El GPS tampoco nos aportaba nada y fue Anto quien por el compas se dio cuenta que habíamos borneado 180°.

El viento en lugar de ser de tierra era de la boca de la bahía y nos tiraba a la costa. Sino fuera porque la marea estaba alta nuestro quillote también habría dejado aquí su impronta. Sin mas que el compas y la eco deberíamos encontrar un nuevo fondeadero que nos diera seguridad, pero yo no quería quedarme desvinculado del fondo, dado que si se nos plantaba el motor o enredaba un cabo en la hélice inevitablemente arrumbaríamos a la costa 200 metros detrás nuestro.

Así empezamos a levantar un fondeo y ganar barlovento hasta que el cabo del ancla en el fondo se terminaba, ahí echábamos el ancla arriba y una vez que hacia cabeza repetíamos la operación con la otra y es como si íbamos dando pasos hacia adelante. Tras repetir la maniobra unas seis veces, nuestras anclas mordieron fondo a 18 m de profundidad y con más de 70 m de cabo y cadena en cada una ya descansábamos entre 8 y 10 m.

El único temor era que si el viento nuevamente rotaba nuestras anclas firmes en la pendiente del veril se soltarían y nos iríamos fuera de la bahía. Esto me decidió a bajar el bote e intentar llevar un cabo a tierra que la única idea era que esta estaba a barlovento. Arriamos el bote, a la pasada tome el Handy y ate firme el cabo. El viento me llevo como si fuera un barrilete al tiempo que Anto filaba cabo desde el Cockpit.

Prácticamente no necesitaba remar y me dedique a ver como la lucecita emanada por la linterna frontal de mi compañero se hacía cada vez más débil hasta casi perderse. Luego retornaría haciéndome firme por él cabo. Solo de vez en cuando este iluminaba para verme con el reflector y se veía en el has de luz el agua de la lluvia viajando casi horizontalmente.

En un momento no tenía idea donde estaba ni cuanto me faltaba para la costa cuando Anto me avisa por radio que se le había escapado el cabo de las manos. En un primer instante se me cruzo por la cabeza que era una joda pero inmediatamente comprendí que no era momento de bromas. Jamás en toda mi vida me había sumido un sentimiento tal de desolación flotando en el mar a la buena del viento y las olas.

Le pedí a mi ex amigo que no dejara de alúmbrame con el reflector para que remando de espaldas pudiera guiarme y el no perderme de vista. Velozmente cobre todo el cabo que tenía por popa que ya superaba los 100 m y no me dejaría avanzar. Saque el asiento y me senté en el piso del bote para reducir la parte expuesta al viento y empecé a remar tan fuerte y rápido como pude.

El destino quiso que ese ese preciso momento Eolo se tomara un respiro para tomar aire y yo pudiera ganar barlovento. Cuando los brazos no me daban más, ya veía la sombra que mi cuerpo proyectaba en el haz de luz del reflector y me dije ya estoy pero al darme vuelta vi que me quedaban 40 o 50 metros. En ese momento me dije “tranquilo que esto es una carrera de fondo” y sin saber de dónde salió la fuerza pude llegar a bordo al tiempo que empezaba a soplar de nuevo.

Al ver la cara de Antonio me di cuenta lo mal que se sentía así que me congracie con el nuevamente. A todo esto ya habían pasado más de dos horas desde que habíamos iniciado la faena y estando completamente agotados y calados por el agua decidimos irnos a descansar y confiarnos nuevamente a la alarma de la ecosonda. Pasado de adrenalina me acosté y me puse a leer y al poco tiempo ya estaba amaneciendo.

Por la mañana, a eso de las 10:00, nos levantamos y empezamos a comentar lo ocurrido y los caraduras de Dani y Gus que aparentemente tienen el sueño de plomo nos preguntan qué había pasado durante la nuche.

El viento ha calmado considerablemente y la lluvia se alterna con granizadas y periodos de calma. Ahora podemos echar el cabo a tierra y nos quedamos con un fondeo confiable. También podemos ver porque el viento que fuera de la cala es del 4° cuadrante aca pega de todas partes. Al pasar sobre las cumbres de las altas montañas se desploma casi verticalmente y al chocar la superficie del agua sale en todas direcciones.

Después del desayuno con Anto decidimos hacer una excursión por tierra y vamos al pie de la cascada. Acá encontramos que la vegetación es como un murallón impenetrable pero hay un senderito marcado por donde se puede iniciar el ascenso a la parte superior de la cascada. El bosque está constituido principalmente por maniu, algún alerce ocasionalmente y una gran variedad de especies que no conozco.
Por debajo del estrato superior son todos helechos y musgos que tapizan todos los troncos. A poco de entrar nos encontramos como tarzanes andando en un laberinto que en realidad no es el piso, sino que vamos por un entramado de troncos, ramas, raíces y materia orgánica acumulada donde crece vegetación herbácea y de vez en cuando por un agujero vemos 1 o 2 metros debajo de nosotros el suelo por donde corre agua. Otras veces nos recuerda que no estamos sobre la tierra cuando pisando el material, sede a nuestro peso y nos queda la pierna colgando.

Creo que este tipo de ecosistema tiene un nombre pero no lo recuerdo ahora. Tras recorrer algunos centenares de metros salimos a una zona más abierta donde el suelo es mayormente granito alternado por lenguas de gruesas capas de musgo. Siguiendo marcas dejadas por otros visitantes, pircas de piedras, vamos ascendiendo al costado de la cascada. Suponemos que llegamos a los 400 o 500 msnm y la cascada sigue para arriba.

No logramos alcanzar la laguna que le da origen. La vista parece una ilusión, las montañas, el valle, la cascada, la gran playa, la enorme bahía y nuestro pequeño barquito que desde ahí parecía más pequeño aun.

Si tomamos una foto el Soledad en la inmensidad del paisaje éste es solo un píxel. Ya pasados de agua iniciamos el regreso. No comentare más sobre la lluvia dado que es permanente así que deben suponer que todo lo que pasa en todo momento es bajo estas condiciones, lluvia, llovizna, garua, aguacero y granizo.

A nuestro regreso encontramos que paso “maria” por el barco y todo es orden y limpieza. Por la tarde, guardados, alternamos lectura con películas y charlas por el BLU. Como a las 5 debemos prender la estufa para templar el ambiente y secar un poco la ropa. El pronóstico nos augura uno o dos días más de lo mismo así que nos armamos de paciencia.

Hoy, lunes 7 de enero, la lluvia no nos ha dado un respiro y el viento por momentos se tranquiliza y por otros aúlla en la jarcia. Todo el día la pasamos encerrados en esos poquísimos metros cuadrados que son las entrañas del Soledad. La moral de los muchachos esta baja y el gris plomo que presentan todas las cosas que vemos por las ventanas deposita su pesadumbre sobre nuestro espíritu. Indudablemente somos sapo de otro pozo y no estamos preparados para estas condiciones. Recuerdo haber pasado otras circunstancias como estas y solo un esfuerzo de voluntad sobrehumano nos permite hacer las cosas más triviales.

Con intención de revertir un poco la situación preparo el último salmon que nos queda en la heladera. Es un ejemplar de tres kilos que fileteo y preparo al horno con un colchón de cebollas y papas. Esto remueve el espíritu por un rato pero luego vamos cayendo en lo mismo. A las 1900 desde la radio Miguel nos anuncia un cambio para las condiciones en el transcurso de la próxima jornada. No obstante ponemos el reloj para pasar el QTH y así cotejar la evolución de la meteo con el pronóstico de la marina chilena.

Las predicciones se cumplen así que como a las 0900 salimos con la idea de ir bajando la península de Taitao hasta donde previmos posibles lugares para guardarnos. Remontamos a motor las 13 mn que nos separaban de Isla Ichimo, boca del océano, con viento de proa y olas que cada vez se hacían más grandes. Claro está que desestimamos el anuncio de “fuerte mar de fondo” con olas del SW. En ese punto caímos 30° al sur y de a poquito empezamos a sacar tramos, cada vez más.

Las olas siguieron creciendo durante toda la jornada pero el viento de NW de entre 12 y 15 kt nos hacía correr y al descender por las espaldas de esas montañas de agua entrabamos en una alocada carrera hasta la próxima. Así veníamos registrando picos de velocidad impresionantes quedando la máxima de 11.9 kt. A las 1900 hablamos con Miguel quien nos confirmó que en las próximas horas se mantendrían las condiciones y sabiendo que muy pocas veces se presentan ventanas que duran tanto decidimos seguir navegando para entrar, al otro lado del golfo, al canal Messier pasado el medio día siguiente. La luz se fue yendo paulatinamente a la vez que el viento aumentaba del NW.

Tomamos un rizo a la genoa, luego uno a la mayor. Luego otro a la Genoa y luego la sustituimos por el tormentín. Al rato otro rizo a la mayor. Cuando ya casi estábamos sin luz arriamos esta vela. Empezó a caer una lluvia abundante que casi era horizontal y las gotas parecían afilados dardos. La vida en el cockpit se hizo imposible así que nos guardamos adentro.

Las olas que hasta hace un rato podíamos ver por la luz eran principalmente de dos direcciones, SW y NW, calculábamos que alcanzaban los seis metros de alto. Alrededor de la 0100 radiamos con faro Rapper informando que estábamos pasando por su paralelo. Requerimos información de tiempo presente en ese lugar dado que posee una estación y ahí nos confirmaron el viento entre 30 y 40 kt y olas de más de seis metros.

A las dos el piloto ya no podía mantener el rumbo y el tormentín se nos acuartelaba peligrosamente por lo que decidimos bajarlo. Ya me estaba por colocar el arnés y salir en remera y calzoncillos para no mojar mas ropa cuando Gustavo en gesto heroico dice “deja que voy yo”. La maniobra, simple en condiciones normales, era realmente dura.

Habia que ir a la proa, en la mitad de la noche, como sobre un endemoniado toro salvaje a la vez que cada cabeceo te dejaba bajo el agua. Alli arriar a vela y colocar una retenida para que el viento no la ice y deje guatrapeando. Yo me quede en cubierta viendo como el gladiador sin más escudos que su salvavida, arnés de seguridad y linterna frontal se iba a combatir con el demonio.

En el errático haz de luz de su linterna podía ver el agua que barría la proa. Ya de regreso me dijo “… quiero que este acto heroico conste en la bitácora” pero su comentario estaba de más. Así fue como quedamos a palo seco, esperando que el casillaje nos permita andar lo suficiente para tener gobierno y sin más que hacer nos acostamos a descansar mientras que una guardia controlaba que no aparezcan barcos en la pantalla o la marejada nos abata demasiado hacia la costa a unas 12 mn al este.

Al poco tiempo comprobamos que la velocidad era menor a la deseada pero el barco se comportaba estupendo dejando pasar bajo su quilla cuanta ola le venía. Concluí finalmente que era lo más seguro. Más aun que ponernos a la capa que sobre exigirían al barco, la vela y nuestros maltratados cuerpos sin contar el riesgo que representaba estar trabajando en cubierta en ese memento.

Sabía que aclararía a las 0600 y que probablemente el viento bajaría para entonces dado que ningún pronóstico lo anunciaba, asi que dejamos el tiempo correr y trajo tranquilidad ver el comportamiento del barco era buen, pero como a las cuatro una explosión nos aturdió a todos. Tonio aseguraba que había sido en proa, yo en popa, Gus que había visto sobre la escotilla de ingreso las noctilucas por el choque de una ola.

La conclusión es que una gran ola nos rompió encima engulléndonos de la proa a la popa. La experiencia fue reveladora porque el barco ni se inmuto y siguió como si nada. Creo que los barcos de poca eslora por su forma son excepcionalmente fuertes. Es como el caso de un huevo. Por la mañana siguiente tuve oportunidad de ver otra mole de agua romper sobre nuestra popa y anegar la mitad del cockpit.

Para cuando aclaro ya el viento había aflojado, estaba muy gris, llovía, la visibilidad era de unos 500 metros y el mar convertía nuestro querido barco en un zamba flotante. En estas condiciones cubrimos las últimas 70 mn hasta el faro San Pedro que anuncia la llegada al Canal Messier. Radiamos nuestro paso y decidimos parar el primer fondeadero tranquilo que encontremos.

En el momento en que gracias a una señal AIS del faro descubríamos que la cartografía del “videojuego” tenía un desfasaje de 1.62 mn al NE el viento arrecio de nuevo y la lluvia redujo la visibilidad a cero y así, casi al tanteo entramos a caleta Chica a las 1630 para disfrutar nuestro merecido descanso.

Al momento de la maniobra del fondeo descubrimos que Anto, a quien creíamos muerto hacía más de 30 horas por el mal de mar, salió fresco como lechuga recién lavada. Así que le delegamos el fondeo y nos dedicamos a saborear el momento. Acabábamos de cruzar el golfo de Penas!.

Por la noche y para reconfortar el cuerpo comimos un estofado con costillitas de cerdo ahumado. Por la mañana siguiente y no muy temprano partimos con intención de cubrir la mitad de lo que nos separaba de Puerto Eden, nuestra próxima escala.

El día fue con vientos portantes que oscilaron entre los 10 y 15 kt, y por momentos sol y otros de lluvia. Hemos podido secar las pilchas y bajar la humedad del interior. El paisaje no deja de sorprendernos a cada momento. El canal corre ahora de norte a sur por el corazón de la cordillera de los andes. Su ancho va de la 4 a la ½ milla y las montañas llegan a los 1800 msnm. Se las ve gigantes y en todo el tiempo tenemos a la vista gigantescas cascadas que se desprenden de los hielos de sus cumbres y llegan en vertiginosa caída por toboganes al mar. Es imposible enumerarlas.

Por la tardecita, como a las 1900 entramos en una cala a mitad de camino. Se trata de Point Lay, como una grieta en un faldeo cortado a pique desde los 800 m. La cala tiene más de una milla de largo y no más de 100 metros de ancho y mucha profundidad. El el fondo de la misma, nos amarramos de proa y popa a cada costa a no mas de 30 m a cada lado. Para ese entonces el norte, como todas las noches, ya se hacía sentir y la lluvia era intensa. Una vez guardados adentro, radiamos a Miguel de Punta Alta y a Puerto Montt el QTH, hicimos unas pizas, pan casero y miramos “botín a bordo” para estar bien compenetrado con nuestra vida de

Durante la noche el viento que descendía de las montañas nos escoraba y aullaba como melancólico lobo. A eso de la 0300 me levante a poner alarmas de garreo en el GPS y recién ahí pude dormir profundamente. Por la mañana bajamos en el dingy para hacer unas fotos y explorar la bahía, sus cascada, la vegetación que no deja de sorprendernos y remontamos caminando un arroyito hasta una lagunita cubierta de juncos.

A las 1140 partimos para P Eden pero después de estudiar el derrotero decidimos cambiar el destino por un fiordo que queda a mitad de camino y en cuyo fondo cae un glaciar al mar. En el trayecto pasamos junto a una piedra lobera y nos detuvimos a observar un rato estos graciosos animales a quienes fuimos a interrumpir su siesta. Sobre las 1900 estábamos fuera de ruta 20 mn pero llegando a una gigantesca lengua glaciaria que se desprende del campo de hielo sur y cae al mar.

Con tristeza vimos que este glaciar que según el derrotero de hace 12 años rompía todo sobre el océano, ahora la mitad de su frente era colgante y el resto está próximo a eso. Maldito sea el calentamiento global y sus responsables, aunque seguramente me toque una parte.

Igualmente el paisaje era sobrecogedor, y por dos horas navegamos entre trozos de hielo, contemplamos los desprendimientos y su ruido fabuloso. Nos acercamos muchísimo, seguramente más de lo recomendado, pero es que estando acá uno quiere fundirse con el paisaje. Ya cerca de las 2100 partimos a toda máquina para llegar con luz a nuestro fondeadero a unos 5 mn, Caleta Correlation, en el seno Iceberg.

Un tema que merece un capítulo aparte es en de los brindis. Tenemos brindis ordinarios cada vez que cambiamos de paralelo, de meridiano o cuando pasamos en centenar de millas, esto nos asegura un par de eventos diarios y son con whisky que llevamos en la bolsas de las drizas.

Los eventos extraordinarios como el cruce del Guafo, Penas o año nuevo son con champagne, y cuando tenemos oportunidad de recoger hielo de algún glaciar con Bailey casero hecho “on board”. Otro tema que nos ha funcionado muy bien es una botella de Whisky a la que le hemos cambiado el nombre por “risos” y cuando la cosa se pone muy peluda y ya tomamos los dos risos en la mayor podemos seguir tomando manos de risos y así aguantar el temporal. Es increíble la cantidad de manos de risos que se pueden llegar a tomar en el Soledad.

Ahora ya estamos en Puerto Eden, pero el relato de la última singladura que nos trajo hasta aqui como de este pintoresco pueblo se los entregare en la próxima entrega dado que me han prestado internet con un móvil.

Desde el Soledad en los 49° S les mandamos un gran cariño y como siempre, saludos, abrazos y besos según correspondan.
Felipe y tripula.

Friday, January 25, 2013 11:58 PM

Hola a todos nuevamente!
En mi relato anterior los deje en Caleta Correlatión en el Seno Témpanos en la víspera de nuestra entrada a puerto Eden. En este hermoso fondeadero dormimos como en tierra firme. El mar no presentaba ni la más mínima ondulación. Su superficie libre de toda escama generada por la más ligera briza hacía de su lechosa superficie, (el seno es de leche glaciaria), un estanque que parecía de aceite donde la tensión superficial del agua permitía a que los muchos mosquitos se posaran sobre ella y cuando una gota caía sobre la superficie esta quedaba como una esfera metálica flotando por un instante hasta que finalmente se fundía y pasaba a integrarse a su propio medio.

Por la mañana siguiente zarpamos como a las 0900, pero esta vez sí con intención de llegar a P Eden, distante unas 40 mn. Desandamos el camino hecho por este seno para retomar el Canal Messier y en su transcurso, como nos lo había anticipado Miguel HF, el cielo se fue poniendo de un azul intenso hasta llegar a quedar absoluta y completamente despejado.

Cosa muy poco común por acá. Fue así que decidimos catalogar a la atmosfera como diáfana aunque la ignorancia colectiva no pudo debelar que significaba esa palabra pero quedaba linda. El viento hoy se ha tomado el día y navegamos a motor con todo el barco abierto, las colchonetas y ropa afuera para bajar la humedad. Algunos aprovechamos para lavar ropa. Tomamos sol en forma hasta que algunos quedamos como camarones.

A las pocas horas de salir, arrumbamos a nuestra primera parada. Un antiquísimo barco de acero de 150 mts de eslora varado sobre el bajo Cotopax, Una vasta zona del canal que posee solo 6 metros con suelo rocoso. Se trata del Captain Leonidas, vapor que en aquellos tiempos, ¿?, herró el paso y quedo para siempre como parte del paisaje.

Fue un buque esbelto, líneas clásicas de los barcos de la primera mitad del siglo pasado. Aparenta haber sido un buque de carga y pasaje y con sus 150 m de eslora, 12 a 15 de manga y 5 mts de arrufo descansa perfectamente adrizado sobre el lecho marino, pareciendo que simplemente esta fondeado. Los años, como siempre, han hecho bien su trabajo y la superficie toda esta cubierta de herrumbre.

Sobre cubierta ha crecido el pasto y ahí anidan miles de gaviotines de distintas especies. Al acercarnos a pocos metros el ruido es ensordecedor y una gran nube de aves como enjambre de abejas vuela sobre nosotros. Tomamos muchas fotos, filmamos, contemplamos los agujeros de hasta 20 cm de diámetro en el casco en su banda de estribor. Al perecer cuando la armada pasa por aquí acostumbra a sacarse un poco de plomo y dejarlo sobre el pobre y maltratado C Eleonidas. Luego restablecimos nuestro rumbo y nos sumimos por largo tiempo en el debate y en las suposiciones sobre lo acontecido en el naufragio.
Cada quien aportando datos desde su imaginación. Finalmente concluimos que en una noche cerrada y de pésima visibilidad por el temporal y la lluvia proveniente de un centro de baja presión que se encontraba 600 mn al este de Isla Guafo, el capitán del barco dejo al mando a un joven e inexperto pilotín mientras estaba enfiestado en su camarote con una pasajera. Lo demás es todo obvio.

Luego seguimos nuestro camino por varias horas para llegar a Angostura Inglesa que no es otra cosa que un estrechamiento del canal donde numerosas islas e islitas separadas por bajo fondos les hacen la vida miserable a los navegantes. La parte más angosta no llega a los 100 mts, la profundidad es de 8 mts, la corriente de marea es de hasta 8 o 9 kts en sicigias en épocas de perigeo lunar. Pero para rematarla el ser humano se encargó de poner balizas y enfilaciones sin aparente criterio y que tampoco están en las cartas de navegación que llevamos aunque estén actualizadas.

A su vez es evidente que le sobraban recursos y colocaron boyas y pilotes según Iala B que entrando se leen como saliendo y generan una confusión total. Solo pasan los baqueanos, naves con práctico o veleristas cautos confiados a su suerte. Nosotros pasamos a poco de la estoa de pleamar y la corriente oscilaba entre los 2 y 3 kt. No obstante lo anterior el paso es realmente muy pintoresco y en el medio en un islote hay la figura de una virgen.

Las siguientes horas cubrimos las millas que nos separaban de Edén, el paisaje es más de lo mismo, y a poco de llegar el sur empezó a levantarse tímidamente. Ingresamos al puerto por un atajo entre los canales habilitados en otra intrincada maraña de islas y bajo fondo. De repente al virar una punta, el pueblo se presentó ante nosotros. Son casitas de la arquitectura tradicional del sur de chile, todas muy coloridas, están alineadas a lo largo de la costa copiando todos sus accidentes y se vinculan mediante un único sendero de madera que va en partes sobre elevado sobre la vegetación y en otras sobre el mar o la playa.
Cada casita está en un terrenito prolijamente cercado que es lindero al sendero. Este último es en toda su longitud de 1.2 mts y siempre con baranda del lado del mar. Los desniveles son adsorbidos por escalones y escaleras. La altura desde el entablonado varía entre los 0.5 y los 5 mts. Muchas de las casitas tienen su embarcadero propio y sobre la playa hay muchas embarcaciones varadas y otras tantas flotando.

Se puede ver un muelle comercial imponente donde amarra el ferri que atraca 2 veces por semana. Otro muelle municipal, hay agua de red, energía eléctrica por usina propia, capitanía de puerto, carabineros, escuela, posta sanitaria y conaf.

Nuestro derrotero databa la población en 1998 en 250 personas pero al desembarcar vemos un cartel en el muelle que la población es de 179 según censo del 2011 y finalmente charlado nos enteramos que actualmente la población ronda entre las 60 y 70 personas.

Caminamos por el senderito en toda su longitud y vemos gran cantidad de casas cerradas, tapiadas y con candados en sus puertas. En este pueblito a la fecha hay muchas más casas que personas. El único motor que moviliza a este bello pueblo es la industria marisquera.

Es la zona por excelencia para la recolección de distintos tipos de choros y cholgas pero desde hace algún tiempo se ha instalado la marea roja, (seguramente otra contraindicación del calentamiento global), y ante la falta de trabajo la mayoría de los pobladores han tenido que migrar a Natales, Aysen o puerto Montt. Muchos otros, con los que hablamos, están aguantando pero reconocen que no será por mucho tiempo. En este lugar parece ser que no hay otro recurso rentable y es lógico, están realmente aislados y los traslados por vía marítima son privativos.

A poco de andar conocimos a Hugo, carabinero, quien con su esposa Macarena, encargada de la posta sanitaria, nos regalaron una centolla fresquita. No sé si fue la cara de impresión de nuestra parte, el miedo con la que la agarramos o que le preguntáramos que teníamos que hacer con ella, que los motivo a invitarnos a cenarla en su casa. También nos informó donde podíamos tomar una ducha, hacer combustible, etc.

Por la noche llegamos a su casa, limpios, perfumados y afeitados. Nos recibieron como si fuéramos amigos de toda la vida y después de una exquisita cena la charla se prolongó por horas mientras los corchos se acumulaban en la mesa. Los temas fueron cambiando entre política, historia, problemas ambientales, proyectos y sueños de cada uno, anécdotas. Nos sentimos como de la familia.

Ellos fueron quienes nos prestaron internet para que pudiéramos enviar el informe anterior y bajar la meteo. Cambiamos frecuencias de radio y ahora podremos seguir hablando a diario por HF. Siento que hemos hecho amigos que nos obligaran a regresar a este apartado rincón del mundo.

Por la mañana nos levantamos y nos disponemos a hacer agua, gasoil y gas. En el pueblo prácticamente no hay comercios y todo se debe hacer en distintas casas particulares donde de favor van atendiendo nuestros requerimientos. Como es domingo vamos sacando de la cama a casi todos. El único tema sin resolver que nos quedo es el del gas que nadie tiene cilindros de nuestra medida pero como aún nos queda la garrafa argentina completa decidimos seguir así.

Cerca del mediodía y para aprovechar las buenas condiciones le decimos a Puerto Edén “hasta la próxima” y zarpamos con rumbo sur y viento de 10 kt de ese cuadrante. Las condiciones se mantuvieron durante todo el día, sol y viento sur, y avanzamos lentos por los canales a motor.

A las 2 horas de partir cuando estábamos pasando por unos bajos, el AIS canta un barco detrás de la isla que teníamos en frente y con sorpresa descubrimos cuando salió a la vista que se trataba de un buque granelero de más de 200 mts de eslora que venía remontando los canales. Realmente nos hubiera gustado verlo en angostura inglesa maniobrando.

Como a las 1600 debemos elegir entre tres posibles pasos que separan el Canal Escape por el que venimos del Canal Wide. Los pasos son Graper, Piloto Pardo y del Abismo. Este último era el más largo para nuestro próximo objetivo pero con ese nombre como no nos íbamos a meter. Se trata de un tramo angosto y tortuoso de unas 3 mn de longitud. A poco de entrar nos llevamos una desilusión terrible porque habíamos sumado millas a nuestro recorrido para pasar por un lugar que seguía siendo más de lo mismo.
El nombre había puesto la expectativa muy alta y lo único destacable fue una manada de delfines que al parecer se habían tomado Red Bull y estaban eufóricos dando saltos ornamentales como nunca había visto.

En el trayecto nos vino al encuentro un barquito a motor, de unos 15 ms de eslora, que nos había pasado hacía varias horas. Cuando vimos su intención de dialogar nos abarloamos. El maquinista nos solicita estaño así que lo interrogo que tenía que soldar y me cuenta que es un caño de gasoil. Entonces busco una barra y se la paso al tiempo que le pregunto si tiene decapante y me dice que no. Busco el producto y se lo alcanzo y el me pregunta cómo se usa. Terminamos detrás de una isla abarloados y todos en el barquito mientras le hacíamos la reparación. Que grande que es el Soledad y que ancho teníamos el pecho todos nosotros!.

Al final del día decidimos fondear en una caleta que parece ser muy buena ante los vientos que tenemos en este momento y para estar tranquilos echamos el ancla por proa y dos espías a costa pero cuando estábamos colocando el segundo, todos atentos a la maniobra, la hélice nos tragó el cabo.

En nuestro protocolo de seguridad establecí que se llevarían 4 libros. El diario de navegación que es el presente, el libro de bitácora, el libro de comunicaciones y el libro de vituallas. En estos día a día vamos volcando toda la información del viaje. Los tripulantes han tomado esto con seriedad y de buena gana en algunos casos y no tanto en otros. Pero el tema es que ahora me doy cuenta de que omití un documento y se trata de la bitácora de cagadas y no me caben dudas que este hubiera sido el ejemplar más voluminoso.

Finalmente Anto, en cuero y tirado de panza sobre el gomón logra desenroscar el cabo sin pegarse una buena tomada de frio. Cenamos ligero y nos acostamos temprano. Mañana tendremos un gran día.

Ante la falta de vientos portantes decidimos apartarnos nuevamente de nuestra ruta para ingresar por el canal Ice y seno Ayre al ventisquero Pio XI. La más grande lengua de hielo que baja del campo de hielo Sur y llega hasta el agua.

En chile lo venden como el más grande del mundo que baja al mar y el único que actualmente está avanzando. Realmente es majestuoso y su frente tiene varios quilómetros. Arrancamos a las 0600 para navegar las 60 mn de ida y vuelta en el día. Navegamos mayormente a motor con un sol radiante y una temperatura que supongo es inusual en estas latitudes. Son prueba de ello los pantalones cortos y las ojotas todo el día.

A poco de ingresar al seno Eyre ya podemos divisar el imponente ventisquero distante unas 25 mn y con el paso de las horas este va aumentando de tamaño. Aparecen a su alrededor imponentes montañas con escarpadas cumbres de granito que asoman sobre el manto de hielos eternos. El agua ha pasado del color del te que comúnmente tiene por la tinta que desprende el tepu, árbol que da color a los arroyos y al mar cuando llueve mucho, a el clásico color a la leche glaciaria pero aparentemente solo en una capa superficial dado que cuando algún delfín jugaba a nuestro alrededor podíamos ver en los remolinos producto de la impulsión de su aleta caudal grandes lamparones de agua oscura.

El viento de componente sur de los últimos días a apilado los témpanos sobre el final de la bahía junto al glaciar y solo unos pocos nos recuerdan que no podemos confiar la ruta al piloto sin ir atentos a nuestro rumbo. Por otra parte por estar el glaciar en avance los desprendimientos son pequeños y no encontramos ninguno con condiciones de ser abordado.

Recién cuando estábamos a menos de una milla empezó a descender un poco la temperatura. Antes de ocuparnos de la documentación gráfica del evento deglutimos apurados un guiso de porotos que terminábamos de sacar de la fábrica de comidas y al término bajamos el gomón.

Con Anto iríamos en este para tomar fotos y hacer videos mientras Dani y Gus navegarían con el barco entre nosotros y el glaciar. Este presenta a cada lado de su frente un faldón de hielo que copia el relieve de las laderas contiguas y presenta pocas grietas. Luego hacia el centro presenta paredones acantilados de 80 mts de alto de hielo que va del blanco al azul, completamente agrietado y como láminas se van desprendiendo al mar. Y pero justo en su centro el glaciar presenta una nueva parte con pendiente y muy sucia, como con ceniza volcánica. A poco de salir en el gomón no aguantamos más y decidimos franquear la escollera flotante de hielos y acercarnos al frente. Con un poco de esfuerzo y golpes de proa nos abrimos un caminito entre los hielos y luego en un mar mucho más limpio nos acercamos tato como nos animamos. Detuvimos el motor y nos quedamos flotando a esperar algún derrumbe y su estrepitoso sonido, pero nada . . Así que con idea de explorar esa parte tan sucia al centro de su frente fuimos.
A medida que avanzamos nos empezamos a preguntar si lo que veíamos no era tierra a flor de agua y finalmente al llegar descubrimos que se trataba de una gran isla casi sumergida de morena que la gigantesca topadora empujaba adelante. Mi obtusa mente no llega a comprender los fenómenos que se generan a esta escala, ni las fuerzas que intervienen para que el hielos pueda pulir, romper y mover la más dura piedra, ni tampoco los tiempos que aquí se manejan, pero me dejan la impresión que las leyes de la física que nos enseñan en la escuela aquí no se aplican.

Varamos el bote y al bajar en un oscuro y pegajoso sustrato encontramos la sensación de que tanto él como el agua estaban muy calientes. Tuvimos que tocar con las manos para para confirmar que así era y que nuestros descalzos pies no nos mentían. Caminamos un rato sobre este paisaje surrealista de tierra negra muy caliente y en ella los trozos de hielo que vararon en la pleamar se iban derritiendo en la parte inferior quedando como enormes hongos unidos al suelo por agudos ápices que se clavaban por su peso y daban gran estabilidad al plato superior de varios metros de diámetro.

En varios de ellos nos subimos a jugar a patita pelada. Seguimos caminando hacia la pared del glaciar y nos fuimos internando en un verdadero laberinto de témpanos caprichosamente desparramados por la madera y ahora muy sólidamente depositados en la tierra. Finalmente llegamos detrás de estos a una laguna de agua dulce que separaba la tierra del imponente murallón de hielo. Tomamos unas fotos y descubrimos que el Soledad era solo un puntito en el horizonte tras la barrera de hielos flotantes a varias millas de distancia.

Tomamos noción de que si la marea subía en un terreno tan plano prontamente haría flotar el gomón y se lo llevaría la corriente quedándonos varados en una isla que como la Atlantis poco después se hundiría bajo nuestros pies. El regreso fue corriendo y felizmente llegamos al bote al tiempo mientras podíamos ver avanzar horizontalmente el agua ante la marea que ingresaba. El barrito que nos quedó pegado en los pies es digno de mención, perecía que calzábamos 52 y la suela tenía más de una pulgada de espesor.
Regresamos al barco tras pasar nuevamente la barrera de hielos y sobre las 1400, hora tope que nos habíamos impuesto, iniciamos el regreso para fondear ya de noche en una cala muy próxima a donde pasáramos la noche anterior y así solo haber perdido un día y no millas de camino.
La noche fue movida por una incómoda ola que entraba a la cala y nos bamboleo sin tregua.

Desde hace unos días extraños mucho a Sole y los chicos, No he podido hablar con ellos desde el primero de enero y tampoco recibir noticias por otros medios. A diario pienso en ellos y hago conjeturas de donde se encuentran y que estarán haciendo. Sole y Tom deben estar en un su soñado viaje a la isla de Pascua. Mentalmente he ido recreando su viaje desde casa pensando en cada momento donde se encuentran pero la falta de noticias frescas es lo que me pesa.

Sé que están bien porque las malas noticias son las que más rápido llegan y como todos los días hablamos por HF con Miguel entiendo que la falta de información es una buena señal. No obstante me encantaría escuchar su voz y la de los chicos pero sé que seguramente hasta que lleguemos a Ushuaia en unos 10 o 15 días será imposible.

Pienso mucho en los maravillosos lugares que vamos conociendo y lamento no poder compartirlos con ella pero es que ya hace mucho aprendí que la felicidad nunca es completa y en este caso solo me falta su compañía. No obstante no reniego del presente dado que este viaje es un paso más hacia mi realización como persona. Y es que justamente es eso, la realización del hombre pasa por muchos lados y no solo se trata de hacer fortuna, tener un buen trabajo o ser aceptado por la sociedad.

Las metas son construir una familia, amar y ser amado, tener amigos, sabiduría, apreciar y valorar las cosas simples de la vida, cumplir los sueños…

Esto me recuerda un querido amigo que con el sentimiento más cinsero y con pesar se vino a despedir el día de mi partida como si no fuera a volver a verme otra vez y me dijo “cuídate y mira que no tenes que demostrarle nada a nadie”. Pero en realidad este viaje es para mí y sí que tengo que demostrar muchas cosas, pero todas a mí. Debo averiguar si estoy a la altura de mis sueños, si tengo la iniciativa, la fuerza y la capacidad de cumplirlos. Debo saber si el motor de mi futuro es el correcto o tota mi vida seguido a una quimera.
Debo enseñarles a mis hijos que uno es dueño de su destino, que no hay imposibles y hasta que el fracaso puede llegar a ser parte de toda empresa pero que igual vale la pena intentar. La pucha que tengo que demostrar cosas.

Los últimos días los hacemos con muy buen clima, buena temperatura, poca lluvia y vientos portantes suaves. Cada día navegamos entre 60 y 70 mn entre unas 12 y 14 hs. Así vamos devorando millas, canales, golfos y paisajes maravillosos. C Wide, C Concepción, C Inocentes y canal Sarmiento son algunos.

La desolación es total, ayer por primera vez cruzamos en vuelta encontrada un hermoso velero de unos 11 o 12 metros pero hoy parece que abrieron el semáforo y arrancaron todos juntos. Por la mañana vimos a unas 6 mn un gran crucero de pasajeros que salía de un fiordo donde cae un glaciar y entraba en nuestra ruta. Trimamos las velas pero no pudimos darle alcance, tal vez porque va a 18 kts.
Más tarde y a poco de pasar un estrecho de nos mas de 100 m de ancho, Angostura Guía, nos pasó un súper tanque que iba en lastre a Punta Arenas. Gentilmente su práctico radió con nosotros, acordamos el sobrepaso y nos solicitó permiso para tomarnos unas fotos que luego nos mandara por mail. Todo un caballero. Al pasar por nuestro través tocamos la corneta y el United Ambassador respondió tocando tres veces el clakson. Casi nos sienta la bocina de ese coloso de más de 200 mts. Terminada la maniobras nos ofreció transmitir nuestro QTH a Felix Radio y finalmente saludó deseando buenos vientos y mejor navegada a lo que nosotros retribuimos.

Tiempo después encontramos de vuelta encontrada el catamarán Iceberg Expedition que a 20kt pronto quedo en nuestra popa. Horas más tarde nos fue alcanzando paulatinamente el crucero Felicity Infinity pero no lo vimos pasar porque ya estábamos guardados en una cala.

La rutina nos está matando. Nos levantamos más o menos temprano, entre las 0600 y las 0800, cobramos el fondeo y partimos de algún escondite nocturno que nos albergó para nuestro descanso. Desayunamos por el camino y las tareas de abordo se van llevando sin demasiada presión. Siempre hay un vigía afuera oteando el horizonte y debe aguantar hasta que alguno sale a hacer pis. En este momento se puede guardar y el nuevo afuera queda empernado hasta que sale un remplazo. En ocasiones es común aguantar las ganas hasta lo último y también en a veces salimos de a dos al baño y es una carrera porque el que termina ultimo será quien quede pegado de vigía.

También ocurre que durante largos periodos estamos todos a fuera. Por el medio día el que primero tiene hambre suele ser el que se ocupa de la cocina y el resto de las horas se alternan con lectura, escritura, charlas en cubierta, trabajos inherentes a la navegación, reparaciones menores (si no tenemos nada para reparar rompemos algo), hacemos pan, radiamos con Miguel, nuestros amigos de Puerto Eden y transmitimos el QTH a la capitanía de puerto.

A partir de las 2000 empezamos a buscar un fondeadero para pasar la noche. Una vez fondeados bajamos al baño, vamos a recorrer el lugar, preparamos la cena mientras solemos mirar una película y cerca de media noche nos vamos a dormir. A grandes rasgos solo debemos ocuparnos de mantenernos vivos y seguros y tratar de no desperdiciar ni un solo instante de esta vida maravillosa.

Con el paso de los días en paisaje va cambiando y de los canales de altas montañas y densa vegetación pasamos a pasos más anchos, en ocasiones de muchas millas, minados de islas, bajo fondos y restingas.Las montañas que no decrecen en altura ya no son tan escarpadas y la vegetación arbórea se limita a formar un bolado de poca altura en las riberas y solo asciende por algunos cañadones cuñas de herbáceas. Lo demás hasta las cumbres son macizos de granito gris.

Ocasionalmente nos encontramos con tortuosos pasos angostos entre islas generalmente bajas que nos demandan plena atención a la navegación. El agua suele cambiar del color verdoso al del té o de la leche glaciaria al negro profundo cuando se vuelve completamente cristalina. Lo bueno de viajar en un velero es que uno lleva la velocidad ideal para poder contemplar todos los detalles y vivir y sentir todas las experiencias. Me recuerda cuando he hecho algún viaje a caballo y sin tener que preocuparse por donde poner el pie uno va cómodamente contemplando todos, sin perder detalle y a una velocidad que no llega a aburrirse .

Los fondeaderos que usamos para dormir son a cual más lindo, y cada vez que amarramos en uno repetimos las mismas palabras, “no podría ser mejor”, “no podría haber otro como este” o “este es el mejor”. Casi siempre se trata de alguna islita chica que por un angosto pasaje, a veces de no más de 10 mts de ancho y en ocasiones de más de una milla de largo, da paso a una laguna interior de aguas quietas donde echamos en ancla y uno o dos cabos a tierra. Es común en esta encontrar delfines, lobos marinos y medusas.

La única contra que presentan es que hay unas mosquitas que pican y dejan unas ronchas rojas muy molestas. Los que más sufrimos de estas somos Anto y yo que aparentemente tenemos sangre más dulce o simplemente estamos más limpios que los de la guardia roja. (Como verán sigue la pica entre guardias aunque los otros no nos lleguen a los talones y tratan de imitar todo lo que hacemos. JA)

Tras intentar infructuosamente pescar desde que hemos salido se puede decir que recién ahora hemos encontrado la vuelta y solo cuando estamos amarrados sacamos gran cantidad de pequeños robalos que a fuerza de cantidad llegan a formar exquisitas comidas y lo único fresco más allá de las papas y las cebollas que todavía nos quedan. Más tarde aprenderíamos a pescar centollas y erizos. Bastaba cuando cruzaba un barquito dedicado a la faena de la luga (alga que sacan los buzos) a levantar unos atados de cigarrillos como moneda de canje y nuestro cockpit era abordado por varias centollas. La mejor carnada son los cigarrillos Red Point que llevamos para tal fin.

Siguiendo con los temas que merecen mención, uno que se ganó su lugar en la crónica es el comportamiento de la ecosonda que según parece esta endemoniada y nos hace pegar constantes sobresaltos. Desde que dejamos nuestra impronta en una piedra los primeros días del viaje, llevamos activa una alarma de bajos a 15 mts y esta se dispara en forma aleatoria en cualquier momento acusando profundidades de entre 6 y 10 mts. Al principio salíamos corriendo, bajábamos la velocidad, cambiábamos en rumbo, consultábamos las cartas.

Realmente quedamos muy sensibles desde el golpe. Pero con el tiempo ya la hemos aceptado con su carácter y egocentrismo que parece decir “acá estoy, acá estoy!!!” y ya le damos poca bola. Temo que en algún momento nos pase como el cuento del pastor y el lobo. La conclusión a la que arribamos es que como navegamos por canales verdaderamente profundos, en ocasiones de más de 1000 m bajo la quilla y esta no lee fondo de pura aburrida hace esas travesuras. Pero la verdad es que cuando tenemos menos de 100 mts se pone las pilas y no falla nunca.

Hoy viernes 18 de enero en nuestro último tramo del C Smyth que nos conduce a la boca occidental del estrecho encontramos la osamenta del buque Santa Leonor que antaño chocara con un islote y tras un aparente rumbo en su proa se hundió por está quedando en balancín en su centro por lo que le quedo toda la popa en el aire a varios metros de altura. Se encuentra completamente recostado sobre su banda de estribor.

Como el Catain Eleonidas ha sido juguete de los marinos que lo utilizan para jugar al guerra, también el pillaje ha dejado sus huellas y le han llevado parte de su cobertura en la banda de babor dejando sus costillas al aire. Después de tomar muchas fotos nos retiramos en silencio como quien visita un cementerio pero al poco rato, como en el pecio anterior, nos sumimos en el debate. Las conclusiones fueron similares a diferencia de que por tratarse de un carguero, el capitán estaba enfiestado con un marinero traba tailandés.

Es increíble pero los días que llevamos embarcados hacen que indefectiblemente casi todos los temas de conversación tengan como eje un tema sexual.Cada día me cuesta más ponerme a escribir las crónicas dado que no me quiero abstraer ni un instante de las maravillas del paisaje, las tareas de navegación, las experiencias vividas, el presente constante y el segundo a segundo. Así voy imprimiendo en mi mente ideas, sensaciones, percepciones y recuerdos que cuando está muy feo y no da para estar a fuera o la visibilidad se reduce a cero, me dispongo a transcribirlas al papel.

Recorrimos los últimos tramos del Canal Smyth para pasar por el Faro Faraway donde radiamos con los marinos allí dispuestos y luego accedimos al paso Tamar. Son unas doce millas en un lugar bastante expuesto al océano que nos separan del ingreso a la boca occidental del estrecho de Magallanes. En él la ola y el viento se sienten más de los que nosotros deseáramos y nos hacen la vida miserable por un par de horas, no obstante como es el mediodía, preparamos unos fideos a la Magallanes con salsa de hongos y cholgas.

La cosa está tan movida que no nos queda otra que comerlos directamente de la olla. Luego, cuando viramos la punta Taylor y arrumbábamos al este sudeste ingresamos a Magallanes al tiempo que las holas nos quedaban de popa y nos mejoraban las condiciones considerablemente. Festejamos y brindamos puesto que no era poca cosa. Comenzábamos un corredor que va del WNW a ESE con vientos generalmente de popa. Bajaremos como por un tobogán por donde hace más de 500 años Don Fernando de Magallanes encontrara por casualidad un océano calmo que llamo Pacifico. Grueso error, ni el océano es pacífico, ni el estrecho es tal dado que tiene una media de 7 mn. Orza Por Magallanes, Elcano, Pigafeta, esa tripulación de sufridos marinos y sobre todo por nosotros y por nuestro querido y pequeño gran BARCO! Hip!

Navegamos en dos días las 140 mn te tenemos que recorrer por el estrecho hasta que le demos comienzo a la última etapa de esta primer pierna, los canales fueguinos. Con buen viento de popa y velas gemelas atangonadas en proa nos proporcionan una navegación tan cómoda como veloz y entre 8 y 10 kt vamos comiendo millas a su vez que pasamos por el Paso tortuoso en el través de la Isla Carlos III, y Paso Ingles donde vemos varias ballenas del tipo de las barbadas pero por ignorancia no pudimos determinar la especie. Al final de la segunda jornada fondeamos en una hermosa bahía en la entrada del canal Pedro. Los pasos para pasar de Magallanes al Beagle son tres, el usual es Magdalena y los otros dos, Pedro y Bárbara, aunque son más cortos son poco frecuentados porque la corrientes de marea son peligrosas y sus bajo fondos traicioneros. Pues por el del medio fuimos.

Seducidos por el recorte de distancia, lo inhóspito de sus paisajes y nuestra sed insaciable de aventuras. (Esto último es para cautivar a los niños con tan aburrido relato). El Canal Pedro se convierte en el estrechísimo Canal Ackwanislam que pese a pasar media hora después de la estoa de pleamar en un punto el agua tiraba 4.5 kt. Se formaban enormes remolinos y como a borbotones afloraban en la superficie corrientes provenientes directamente del fondo. Luego continuamos nuestro andar por el C Cockurn en un mar completamente calmo con cielo plomizo y temperaturas muy altas. Estábamos nuevamente en la puerta de otra pasada complicada donde el camino pasa pegado al abismo. Son otras 10 a 15 mn de la parte más austral donde se debe cruzar por afuera de las islas hasta resguardarse nuevamente en los C Ocación y Brecknock. Este paso también es generalmente malo, con muy mal tiempo y muy expuesto al océano. Por eso le teníamos tanto respeto.
Si hubiéramos sido responsables, consientes y profesionales habríamos sospechado que el mar tan calmo, el silencio sepulcral, la tímida briza extraordinariamente cálida y el barómetro desbarrancado querían decirnos algo. Pero estábamos ahí. A un palmo de nuestro objetivo, tan tangible como cualquier hecho consumado. Como íbamos a desistir?. Si después de todo dios es amigos de los inconscientes.

A solo dos millas de derivar para entrar de nuevo en los canales el viento como un cachetazo y la mar de leva se convirtió en instantes en marejada. Caímos un poco a barlovento para mejor nuestra movida existencia y casi limando las piedras entramos en el canal que nos dejaba con el viento en popa y cancha para correr. Poco después empezó el diluvio reduciendo la visibilidad a solo un centenar de metros a la redonda, cegados de ver cualquier referencia las islas se dibujaban tenues cuando las teníamos encima. Con viento de 30 kt y un minúsculo trapito en la proa recorrimos las 25 mn que nos quedaban a nuestro objetivo diario, caleta atracadero, donde tras una buena faena de fondeo, completamente calados por el frio y el agua nos dispusimos a disfrutar un merecido descanso. Teníamos en nuestro haber el último de los pasos complicados de la pierna y estábamos prácticamente en la boca del Beagle.

Por la noche estábamos disfrutando el cálido refugio en las entrañas del Soledad, teníamos una abundante picada, mirábamos una película y afuera se escuchaba el viento silbar y la lluvia golpeaba la cubierta cuando un ruido anormal nos sobresaltó. Era un barquito chileno que habiéndose quedado sin alternador nos pedían a abarloarse a nosotros y así evitar la complicada tarea de fondear. Mientras realizaban las reparaciones del caso los abordamos y disfrutamos de una larga charla con mates.

Es impresionante la vida de esta sufrida gente de mar que en precarias lanchas de madera trabajan ordinariamente todo el año donde uno considera que esta en la cumbre de sus objetivos de deportista.

Es como los yerpas que viven y trabajan donde los más grosos del mundo van a romper límites en el lejano Tíbet. La charla es muy rica y nos llama a la reflexión. Que poco vale la vida cuando un buzo pasa varias horas del día en las gélidas aguas de bahía Nassau y hasta el mismo cabo de hornos para recolectar algas, En rusticas embarcaciones que lo que más tienen son privaciones. Que fuera de foco estamos, sumidos en una realidad donde nuestro desafío sublime es el hogar de otros.

Nuestros amigos solucionan su problema y se van como como un fantasma en la mitad de la noche pero no sin antes dejarnos el cokpit lleno de centollas y erizos.

Por la mañana dormimos más de la cuenta y no es hasta las 1000 que partimos entre lluvia y un mar de aceite. Con el correr de las horas se despeja pero el viento no aparece, Navegamos por el canal Ballenero, C Darwin y finalmente entramos en el Beagle. El Paisaje sigue siendo soberbio y ahora se le suman los numerosos glaciares que moran en las cumbres de la cordillera de Darwin, vamos pasando por el Garibaldi, España, Romanche, Italia y otros que no reconocemos.

Embriagados de la satisfacción por estar a pocas millas de la llegada o por el olor que exudamos después de 11 días sin bañarnos decidimos no hacer noche y contemplar el paisaje a la luz de la luna en cuarto creciente y tratar de llegar a las 1400 a Pto. William para hacer aduana, zarpe y poder llegar por la tarde noche del día siguiente a la querida Ushuaia donde nos sentiremos como en casa. Anto amasa unas pizzas para cenar a las 0000 y así cortar las pocas horas de noche que tenemos. Nadie quiere dormir. Mañana será otro día! Terminamos de cenar muy tarde, como a las 0130, el cansancio va llegando y solo quedan los que tienen la obligación, Tonio y yo.

Pasamos por una parte muy angosta frente a isla del Diablo. Las cartas en papel no tienen la escala adecuada, las digitales tienen un error sideral, intentamos corregirlas y solo logramos mejorarlas un poco. Tenemos incertidumbre si habrá témpanos a la deriva. La cosa se pone buena! No creo que duerma hasta que amanezca y así vamos cubriendo las millas que nos faltan. En medio de una noche penumbrosa dado se pone cerca de las 0200 y a las cuatro ya empieza a amanecer, vamos pasando las siluetas de distintos glaciares y a lo lejos en el horizonte se presenta el resplandor de la luces de Ushuaia. La noche es esplendida y la euforia reina a bordo.

A nuestro paso vamos radiando con los distintos controles chilenos y sobre las 0900 estamos al través de nuestro destino que por esas cosas de la burocracia no nos permiten entrar. Debemos hacer la salida en Pto. Willian pasado 20 mn y luego retornar. Desde que entramos en el Beagle se ha hecho evidente la pica entre los países y la paz que teníamos desde que salimos se ve interrumpida por numerosas patrullas de uno u otro lado que nos interrogan por radio. También los controles terrestres están a muy poca distancia unos de otros.

El VHF en el canal 16 no tiene ni un minuto de silencio y se escuchan largas conversaciones de la prefectura argentina que parece no saber que hay otros canales de trabajo. Llegamos a Wiliams como a las 1300 y aquí los trámites no fueron tan aceitados como en otras partes. No hay duda que la bandera argentina no suma. Recién a las 1630 tuvimos todo en regla para partir. A esa hora el viento ya se había puesto rabioso y tuvimos que comenzar su remontada que se nos hizo eterna y ya sobre las 2100 las rachas pasaban los 25 nudos pero a las 2230 nos amarrábamos en el muelle en un lugarcito entre dos gigantes veleros donde no parecía entrar otro barco pero en este caso el tamaño del Sole se puso de nuestro lado.

Estamos en nuestro primer destino, Ushuaia, y sobre la recepción, sobre todo en el AFSYN merece un tratamiento especial y en justicia de nuestros anfitriones prometo abordarlo en la próxima entrega.

De la tripu que puedo decir? Nunca habían navegado juntos pero tenía plena confianza en ellos dado que los conocía muy bien. Han sabido entenderse de maravillas, de forma espontánea y natural cada uno encontró su lugar donde está a gusto y cuenta con el apoyo y respeto de sus compañeros.

Dani, tal vez quien menos experiencia náutica tiene es un todo terreno de la vida y con humildad, entereza y fortaleza sabe acomodarse a los avatares del destino, y en este caso al viaje, estando siempre a la altura de las circunstancias. Cuando hay joda él jode, cuando hay que trabajar él trabaja y cuando nos comemos un garrón y estamos jugados por las adversidades y las incomodidades él con su paz natural está siempre al pie del cañón y no le afloja ni abajo del agua. Además es un cocinero por excelencia y mientas los demás inventamos comidas mas o menos comibles el prepara platos de alta cocina.

Tonio es el más nuevo en estas cuestiones pero le tenía una fe ciega y ahora después de tantas millas puedo decir que no me decepcionó. Siempre con buen humor, siempre dispuesto a hacer y a aprender. Es un excelente nauta, un buen navegante y después del viaje será hasta un buen cocinero. Tiene hecho un doctorado en fondeos, por vocación se ha hecho cargo del trabajo más pesado que tenemos. Gustavo es un viajero de la vida. Y donde vaya será eso y no un turista. Curioso, alegre y aparte de ser también un gran nauta es muy capaz a la hora de resolver cualquier tipo de inconvenientes. Siempre muy predispuesto para lo que sus compañeros le pidan o las circunstancias le demanden. Después de releer estas líneas me doy cuenta que el único de desentona soy yo que con tan calificada tripulación me entregue al ocio todos los días.

Conclusiones de la primera etapa:
Si bien el viaje termina su primera pierna aún nos falta mucho por recorrer y las 1750 mn que nos faltan son más de la mitad. Nos queda la remontada del atlántico por la costa patagónica donde el viento es amo y señor.

Pero hace un mes atrás el solo hecho de pensar que ese barquito que flotaba en una amarra en la bahía del Lacar pudiera llegar navegando a Ushuaia parecía, más que un imposible, un chiste. Y hoy, con una estela que tiene 1340 mn, acá estamos. Llenos de felicidad, orgullo y satisfacción. No hay duda que hemos tenido mucha suerte y que la meteo nos acompañó en todo momento pero no nos saquen todo el mérito que algo habremos hecho bien.

Los únicos incidentes fueron:
El golpe a la piedra con el quillote y dos cubiertos que por accidente cayeron por la borda. Por más que busque no encuentro otra cosa.

Como cosas buenas:
Hemos podido recorrer casi todos los lugares que eran objetivos deseables y aun así tener una media de 50 mn diarias sobre las 30 planificadas. Esto nos dio mucha tranquilidad y márgenes de seguridad altos para resolver contingencias que por suerte no tuvimos.

Las comunicaciones con Miguel Urbieta que esperamos ansiosos todos los días para intercambiar noticias y recibir el pronóstico. Gracias Miguel, gracias ADAN y toda la gente linda que conocimos en los pueblitos o en la mar.

La tripulación del Soledad y la Asociada Patricia Brizuela, tripulante del Quijote rumbo a la Antártida

Los sentimientos y las experiencias vividas.
El sabor a sal en el cuerpo y a “se puede” en el alma.

Finalmente quiero agradecer a nuestras familias por entendernos, apoyarnos y acompañarnos. A los amigos y a todos los que de una u otra forma, directa o indirectamente colaboraron. Finalmente a los que se tomaron la molestia de leer hasta acá.

Saludos a todos, ORZA! y hasta pronto.
Felipe y la tripulación.
El Soledad engalanando un almanaque del 2013!!!

Cabo de hornos y ventisqueros

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