El Río de la Plata, mi sueño realizado!!! Sophie Chacoux Velero Enomis
Por Sophie Chacoux – Socia Adherente Nº 39 – STW N° 3599
Desde hace dos años que bajo por las costas de Brasil, yendo de puertos a arroyos, de ensenadas a playas, de clima en clima, de ráfagas de viento a golpes de sol, de amigo en amigo para disfrutar de los apretones de mano y de caipirinha en caipirinha, bebida infernal, terriblemente deliciosa con poderes energéticos así como soporíficos, instituida por siempre como poción mágica en mi velero Enomis.
Sophie en un atardecer de Colonia
Es en Río Grande do Sul, el último puerto brasileño, parada casi obligatoria en la ruta hacia el Uruguay, donde tengo por primera vez la sensación furtiva de aflorar a la magia de este lugar tan misterioso…
Es porque fue mi sueño desde hace tantos años este,…..él Río de La Plata!!
Sobre todo desde cuando había sentido sus olitas menearse bajo la quilla del Theva, el barquito de mi amigo el «Capitán Escándalo» con quien tuve la suerte de remontar una pequeña parte del río Paraná durante mi primer estadía en la Argentina en el 2003.
Timoneando en el Paraná
Desde entonces, me juré volver a ese río, pero con su Majestad, el Enomis por supuesto!
Y ahora sólo estamos a algunas millas… y esto, después de años de vagabundeo entre el Atlántico Norte y el Sur, después de la Gran Travesía, después del Brasil…llegamos al objetivo.
La entrada de Río Grande
No hace falta nada más para mi imaginación vagabunda, para que despierten todos mis sentidos!
Para mí, en Río Grande, el agua ya cambió de color. Los lugareños hablan un brasileño coloreado con acento argentino.
Las lindas morenas se transforman en bellas indígenas. Los propietarios de las tierras son gauchos vestidos como cow-boys cabalgando en la pampa lazo en mano. La carne toma otro sabor…
El Enomis en la amarra de Rio Grande
Inclusive la caipirinha es alegremente remplazada por el ceremonial del mate, esta infusión de hierbas que circula de uno a otro y de la que aprenderé a apreciar el gusto… pero mucho más adelante!
En cuanto a la música, la zamba comienza también a perderse entre las primeras notas del tango.
Por el lado de la navegación las últimas millas que quedan por recorrer para llegar a Uruguay y a la Argentina son consideradas las más duras… serán extrañamente las más fáciles. Aéro, uno de mis compañeros brasileños, tiene muchas ganas de conocer la Argentina. Se propone acompañarme.
Neida y Aero, tripulante de Sophie
Habiendo tomado conocimiento de la mala reputación de esta navegación, estoy absolutamente encantada; Aéro en efecto es conocido y reconocido por ser un excelente navegante.
Hay que decir que investigo a menudo a un compañero, o al compañero del compañero.
Confieso sentirme tranquila cuando un hombre forzudo viene conmigo! Es seguramente cosa de mujeres ese sentimiento porque estamos obligadas a confesar que los hombres son físicamente más fuertes. Por la parte mental es otra historia… pero no se puede tener todo!
El Enomis dejará tierra brasileña una bella mañana de mayo. Ese día, el clima es favorable… tan favorable que mi barquito se ve propulsado a motor más que a vela, y así durante tres días que parecen eternos.
Pero una gran nebulosa se dibuja en la carta meteorológica, lo que quiere decir que un frente frío llega del Gran Sur. Entonces no queda otra opción que bajar… y darse prisa!
Lo que no es cosa fácil cuando Eolo se enoja y la calma…….. se instala.
PIIRIÁPOLIS, MI PRIMER PUERTO URUGUAYO
La sorpresa es enorme cuando llego a Piriápolis porque mi amigo sueco Leinard, me acoge recibiendo las amarras!
Con Leinard nos habiamos separado hacía tres años en las Islas Canarias. En aquella época, y durante varios años, preparábamos nuestros recíprocos barcos soñando que un día la América del Sur nos pertenecería.
El amigo Leinard compartiendo en el Enomis
Y hoy, no solamente estamos en el continente tan soñado, sino que el azar hace que nos encontremos de nuevo! Leinard está aquí, el Cabo de Horno,…..su barco y el Enomis se reencuentran… rompemos en lágrimas donde se mezclan la emoción y la alegría. Los reencuentros son cálidos, a la altura del respeto y la amistad que tenemos el uno por el otro.
Me contará de su paso por el cabo de Hornos, porque viene de ahí. Ya se que tuvo tanto miedo en una tormenta sufrida remontando ese mítico cabo que decidió retirarse para siempre acá, en Uruguay.
Comprenderé mejor las razones de esa elección en algunos meses…. las uruguayas son muy bellas!
Piriápolis es una ganga para los que bajan al Gran Sur. Hay una excelente zona técnica y un travel-lift digno de ese nombre para sacar nuestras queridos veleros de su elemento preferido.
Hay que saber que nuestros veleros son solicitados más de lo que quisiéramos durante nuestras navegaciones a lo largo de las costas de América del Sur.
El Enomis sacado al varadero
Los vientos fuertes y caprichosos se encargan, así como las temperaturas exteriores a menudo demasiado cálidas para la madera, barniz y pinturas, como las estadías que van del agua salobre al agua dulce, o los productos empleados en reparación que están lejos de ser los mejores en este continente.. cuando no son los golpes con amarras, rocas, OFNI (objetos flotantes no identificados), los inconscientes del domingo… o simplemente el encuentro con un cetáceo adormecido entre dos aguas.
En ese momento, no sabía todavía que me quedaría seis meses en ese puertito barrido regularmente por golpes de viento musculosos que pueden alcanzar fácilmente 60 Kn (nudos) en las ráfagas. De hecho me quedaré todo el invierno austral aunque la vida de amarra es menos deportiva!
De todas formas el fondeo es peor. Es totalmente desaconsejado, demasiado movido, incluso francamente peligroso. Algunas estaciones antes, había tenido serios gastos después de uno de esos asaltos pamperianos… para que inquietar al Enomis que estaba exactamente en el lugar en que otros barcos se habían hundido algunos meses antes.
Numerosos veleros puestos en dique seco en la zona técnica fueron encontrados en el suelo, derrumbados como un juego de cartas.
Piriápolis, barcos caídos en el varadero por el viento….
El pampero, es ese famoso viento que llega del SW (sudoeste) sin avisar. Viene directo de la Pampa como su nombre lo indica.
Al llegar al océano su poder se reactiva y frecuentemente su fuerza puede alcanzar 60 a 70 Kn. Nunca dura demasiado tiempo, pero cuando un grueso cigarro negro cubierto con chantilly despunta en el horizonte, es preferible no estar en medio del Río de la Plata con solamente 4 o 5 metros de fondo… incluso sólo 2 a 3 metros en algunos lugares.
Es muy impresionante un pampero en un mar sin fondo! Se puede hablar de un mar en horizontal como algunos se divierten en nombrarlo. Y el Río de la Plata tiene, además, como premio, un montón de restos !
Pero es bello… atrapante… majestuoso.. grandioso!!
En Piria, abreviación habitual de Piriápolis, el vals de los trabajos comienzan para el Enomis.
De la quilla al palo mayor, del motor a la electricidad de a bordo pasando por la electrónica, y la infaltable salida de agua para embadurnar sus nalgas de antifooling… no paro, pero le debo esto al Enomis……se lo merece!!!!
Cambio……
Trabajos en la obra viva
Descubro también una historia del puerto bastante excepcional.
A principios del siglo pasado era un lugar muy tenido en cuenta por los alquimistas que se reunían regularmente. Parece que este lugar está cargado de energía!
Pienso que es positiva viendo a las personas ancianas que viven en esta región. La longevidad es real y nuestros queridos « viejitos » se pasean por Piria con evidente cara radiante.
Un enorme palacio tan antiguo como histórico da testimonio de aquella época. Fue construido frente a una amplia-amplia playa de arena fina invadida por turistas en verano.
Leinard y yo somos convidados a una conferencia sobre nuestros respectivos viajes en majestuosos salones con cortinados finamente bordadas
Descubrimos los laberintos de un subsuelo cargado de recuerdos del tiempo pasado.
Esa noche organizada por el subprefecto marítimo es muy animada. Hay que decir que tenemos ayudas incondicionales en la navegación del Gran Sur. Somos recibidos con los brazos abiertos en medio de efluvios donde se mezclan cerveza y « medio-medio », el sabroso champagne local.
Sophie es presentada al auditorio antes de su charla
Durante el invierno Piria es una ciudad muerta, ……..salvo el fin de semana.
Muchos uruguayos vienen de Montevideo, la capital, distante solamente una centena de kilómetros, para pasar el fin de semana, abrir su casita de vacaciones, ver a los amigos, distenderse del stress de la gran ciudad.
Los restaurantes abren por esta circunstancia y los « asados » (fuegos de madera donde se cocinan enormes piezas de carne) crepitan en las brasas.
Leinard y yo los probamos a todos, descubrimos, con delicia – pero también con horror ! – hasta que punto la carne local es rica desabrochandonos los cinturones de nuestros pantalones!
En cuanto a los lobos de mar, se ponen contentos a fuerza de gritos y baños de sol en el muelle de piedra de la marina.
A veces se suben directamente a bordo de los veleritos fondeados, … y ahí, con la cara apuntando al « Astro », calientan sus hocicos sin hacer preguntas.
Yo si me las planteo: con tal que ninguno de esos pequeños cursis con un peso ciertamente cercano a la tonelada no tenga la feliz idea de saltar a la plataforma del Enomis!! . No tengo ganas de encontrarme cara a cara con uno de esos gentiles monstruos una mañana…..
Porque tienen apariencia de patíbulo, saltan siempre en el agua provocando mini tsunamis y vociferando hasta desencajarse la mandíbula. Si se agrega el olor, esos paquidermos son la exacta reproducción de la imagen de sus parientes terrestres: el cliché es elefantesco!…
Después de seis meses en Piriápolis, cuando los primeros rayos de la primavera calientan el Río, me agarran ganas de partir y tocar la tierra argentina.
Tuve que ir a Buenos Aires por el ferry para hacerme sellar el pasaporte durante mi estadía en Uruguay. Pero no son complicados para el papeleo administrativo en ese rincón de América del Sur. Un ida y vuelta en el día a un país vecino les alcanza.
El preciado sello ya está puesto…y con él la nueva autorización de estadía por tres meses es acordada. A saber que en los países de América del Sur, cada tres meses hay que renovar la visa de entrada y de salida.
ARGENTINA, CUANDO TE TENGO?
Navegar de Uruguay a Argentina es placentero…sin embargo, más vale evitar darse de nariz con uno de esos temibles pamperos!!
Antes de hacerse al mar, hay que estar muy vigilante y estudiar bien el clima teniendo en cuenta siempre la opinión de las prefecturas. Navegar en el Río de la Plata, es realmente hacer deporte!!!
Pero quiero partir cueste lo que cueste, ya no quiero estar atada por diez amarras y, sobre todo, descubrir por fin – con el Enomis esta vez, esta tierra que tanto me hace latir el corazón: la Argentina.
En Uruguay, por intermedio del subprefecto marítimo, conozco a Luis García Monsonis, arquitecto, creador de NpeM (Navegando por el Mundo), un foro de náutica y Socio Fundador de ADAN (Asociación Deportiva Argentina de Navegantes).
Esta Asociación implementa todo para ayudar a los navegantes nacionales y extranjeros. Los miembros de ese grupo dan prueba de una gran solidaridad y Luis es para mí una preciosa ayuda en este primer contacto en tierra Argentina.
Gracias a él conozco a un Señor maravilloso a quien me gusta llamar mi papi de corazón: don Jorge Heguilor. El me invita al Club Náutico Quilmes, en la ciudad de Quilmes, un lugar bastante famoso que construyó su reputación gracias a su fábrica de cerveza. Excelente por supuesto, es conocida en todo el país!
Con don Jorge Heguilor, mi papi de corazón en el Enomis en Quilmes
Jorge es un ser excepcional. Tiene 83 años, lleva el timón de su pequeño velero de 26 pies a las regatas, cabalga en su moto, trabaja la madera, el hierro, la fibra, es simple: sabe hacer de todo… y hace todo !
Don Jorge, timoneando su H26 en una regata en su honor
Pero don Jorge Heguilor es ante todo el célebre diseñador – constructor de la serie de veleros H20. Me entero que a nuestros días más de 700 veleritos de ese tipo surcan el Río de La Plata. Es uno de los barcos mejor concebidos para navegar en este rincón del mundo donde el mar en horizontal es demasiado a menudo barrido por vientos caprichosos que nunca traen un regalo,……no puedo olvidar mi estadía en Quilmes!!!!
Entrada al Club Quilmes
Ese puertito está implantado más cerca de la ciudad de La Plata que de Buenos Aires.
Ahí don Jorge me ofreció una amarra de cortesía en la que me voy a quedar por 3 meses.
El recibimiento ahí es simple pero amigable. Los socios son muy gentiles y todo el mundo me invita: que a un asado, que a descubrir la ciudad, que a conocer su familia, …o a admirar en la costa el viento local…
Solamente la altura del agua en un obstáculo, y es muy serio. Cierta noche, el Enomis se encuentra completamente acostado sobre su banda…rara impresión cuando se duerme!
El Enomis con marea baja
No estaba para nada previsto por el coeficiente de marea, pero el viento había girado.
Los viejos socios del lugar me habían hablado de ese riesgo y no lo tomé en serio. Cuando llegan las ráfagas del viento del Norte, lo hace sin prevenir. El estado anterior del barco es peor que en el alojamiento cuando un golpe en plena mar nos corta de cerca!
Habrá más noches de estas……pero tirando una driza desde la punta del mástil hasta la ribera, logro minimizar los daños durante las siguientes mareas bajas
En Quilmes recibo un regalo que va a marcar mi vida y mi recuerdo para siempre.
La televisión se desplaza para hacer un reportaje sobre el Enomis y su marinera.
Durante la entrevista menciono el deseo de tener un gatito de ojos azules para que me haga compañía. No me pregunten porqué dije eso, no lo sé!
En todo caso a la mañana siguiente una pareja de argentinos me lo obsequió, mi deseo concretado: un adorable gatito apenas destetado, una hembrita de ojos color océano que llamé inmediatamente Ushuaia: mi felicidad, mi compañera, mi amor.
El agradecimiento será eterno a Cecilia y Daniel. Ahora conjugo la vida de a dos, principalmente porque Ushuaia es una excelente compañera de equipo!
Mi gatita Ushuaia
Dueña y señora del Enomis
Charlas organizadas por ADAN en distintos clubes, Quilmes, UNQUI-Universidad de Quilmes, YCO, Alianza Francesa e invitaciones varias
Durante mi estadía en esta ciudad de la cerveza fuí invitada por la Asociación de Navegantes ADAN y hacemos una Charla de presentación de mis experiencias en el Yacht Club Olivos, en el mismo puerto, el salón estuvo lleno, les comenté mis viajes, pasaron muchas imágenes de distintas ciudades y me hicieron muchísimas preguntas, luego nos convidaron a cenar y tuve el gusto de estar sentada junto a mi papi Jorge Heguilor a quien todos saludaban,…. verdaderamente es muy querido allí.
Luego una radio me invita cada sábado a responder sobre las olas – no marinas por dos céntimos! – a un montón de preguntas sobre mis diez años de vida de marinero.
Es así como me encuentro cantando la cucaracha en francés con palabras robadas a mi compatriota preferido Tino Rossi. Cantinelas rasgadas con la guitarra por supuesto! El tam-tam me dice que esa mañana todo el mundo lo pasó muy bien en sus casas escuchándome. Yo también cantando… no me conocía ese don!
Otra vez me siento muy pequeña dando una conferencia en la Universidad de Quilmes – UNQUI, delante de una miríada de alumnos del curso de arquitectura naval. Esos jóvenes están todos más dotados que yo, principalmente en preguntar!
Y la Alianza francesa me gratifica con una medalla en contrapartida de una noche de diapositivas muy aplaudida. Esta vez cantamos a Piaf robándole sin escrúpulos su, vida color de rosa…
Esa noche me detuve antes de que empezaran con Mireille Mathieu…hay que decir que nuestra Mireille, no demasiado nacional se supo vender maravillosamente en el extranjero!
Ahí me encuentro con Germán, un joven artista muy dotado en fotos, en cocina y sobre todo en idiomas. Se propone ayudarme en la traducción de mi libro biográfico que relata mis diez años de amor con el Enomis.
Germán y su inseparable mate
Una ganga! Durante nuestros contactos de trabajo siempre llega a bordo con platitos preparados con una extrema fineza. Gracias Germán!
Como siempre se acerca la hora de partir (hay que saberlo cuando se está en barco!)
La gentil pareja que me regaló a Ushuaia se propone acompañarme a una de las marinas de Buenos-Aires, el club Albatros.
Entrada Club Albatros, rio Lujan
Ese club, situado al Norte del estuario es como muchos clubes de esta región de la Capital Federal, es muy lindo, muy limpio y muy acogedor. Lamentablemente lo que falta en estas zonas son lugares… o bien no hay agua para llegar.
El comodoro me ofrece una quincena gratis contra otra conferencia sobre las islas del Atlántico Norte. Lo acepto. La partida de Quilmes se hace en condiciones muy difíciles.
Es el bautismo de mar para mi pequeña Ushuaia, y creo que lo recordará!
En el Río de La Plata, es bien sabido, hay que asegurar las cosas en el interior del barco como se lo puede hacer para una travesía del Atlántico. No lo hice y lo aprendo con mis gastos: el micro-ondas voló… y se rompió evidentemente!
En esta época me atormentan las ganas de volver a Uruguay, a Colonia del Sacramento esta vez.
Desde el 2003, me había jurado volver con el Enomis.
Me encontré también con un hombre muy musculoso, en tamaño y en palabras. Me quedo con la boca abierta frente a todo lo que me dice, y cruzo confiada con él para Colonia un bello día de verano sin pampero. Sin pampero, felizmente!
Me doy cuenta rápidamente de que tiene grandes lagunas en navegación. Pero tiene músculos…. (Aunque nadie lo recuerde como boxeador)
Pero que dotado está para liquidarme todos los hielos de la conservadora, me enojo por supuesto, aunque siento que tengo que ser prudente.
Me hago muy amiga de quien antes llamaba el toro de la Pampa… aunque descubro poco a poco que todo lo que contó de su vida no son más que fabulaciones. Pero, es muy gentil!!!
Puerto de Colonia
En Colonia sólo paso el tiempo de un fin de semana
Estamos en enero, es el período de pré-carnaval. Por supuesto me prometo regresar, para quedarme unos meses en mejores condiciones. Ahí, a el Enomis le chirría el casco en una boya metálica. Sufre. No me gusta escuchar gritar a mi barquito.
La llamada…
Llamada en la ciudad de Colonia
Felizmente el capitán boxeador que quiso acompañarme está apurado por volver a Buenos Aires por razones desconocidas. El clima es bueno.
Entonces la marinera-capitán se las arregla y el boxeador tira de los cabos. Eso lo sabe hacer!
Buenos Aires desde el río
Tengo suerte y cruzamos con un gran sol y nos metemos en la marina del club Regatas situada esta vez en la región Sur de Buenos Aires, en el puerto de La Plata exactamente.
Club Regatas
Cuatro- cinco horas de navegación separan los dos países Uruguay-Argentina en ese nivel del Río. Consideremos que puede ser un simpático paseo dominical para los argentinos que se atrevan a aventurarse un poco más lejos que la salida de su club.
Si la entrada del canal de acceso de La Plata se considera difícil porque es peligrosa, este lugar es sin embargo un buen puerto-refugio.
Me quedaré unas semanas en el Regatas, el tiempo suficiente para darme cuenta que en esa época el club no es en absoluto acogedor para los extranjeros.
Una especie de jefe me recibe jugando con el pasamanos y gritando cuando intento entrar el Enomis como puedo entre los postes mientras el viento sopla muy fuerte y las olas me derivan:
“…No se nada de barcos, no se nada del mar, no se nada de navegación….”
Ah…..pero quién es el responsable ?
Y el jefecito grande como un espárrago me responde:…….soy yo!!!
Hay veces en las que uno se pregunta realmente dónde desembarqué!!!
Digo en esa época, porque por suerte después las cosas evolucionaron bien en el Regatas con el nombramiento de Marcelo. Es el nuevo vice-presidente y es particularmente dinámico. Sólo puedo enviarle mis deseos de éxito y de longevidad a la cabeza de ese club donde el entorno es tan placentero y verde.
Apenas dos semanas pasan y mi amigo el capitán boxeador me pide ir con él a Uruguay, a Piriápolis.
Son las grandes vacaciones en el país y su fábrica cierra en el tiempo de las grandes vacaciones australes. Si….., acepto, por supuesto!
Volver a ver a mis amigos de Piria, volver a ver a Leinard, mi compañero de siempre, reencontrar a mis pescadores, al subprefecto marítimo, los marineros de la zona técnica, acepto gustosa su propuesta.
Cruzamos sin gran dificultad. Pero la llegada es folklórica
Un golpe de pampero tiene la feliz idea de darnos la bienvenida. Entonces el amarre al pontón es difícil una vez más. Pero siempre más fácil cuando se conoce. Y Piriápolis es mi feudo!
Leinard está en Suecia pero lo encuentro los días siguientes con la misma felicidad de siempre. Tenemos tantos recuerdos en común!
Mis amigos italianos Luigi y Sylvia también están acá. Es el momento de volver a hablar de nuestro descenso del Brasil. Lo habíamos hecho en reserva, vigilando juntos el clima, hablando regularmente por el BLU en navegación, haciendo grandes meriendas y aperitivos memorables durante los fondeos y en los puertos. Que digo,….aperitivos inolvidables!!!
Son parte de la gran familia del mar que construimos al cabo de las escalas y de las millas.
En Piriápolis el capitán boxeador está enfermo y no se qué tiene. Puede ser el hígado, el estómago, sus huesos que se rompen , sus articulaciones que lo arrinconan. No entiendo bien que le duele y él pasa mucho tiempo durmiendo. Creo que también tiene enferma la cabeza.
No se qué decir… No se qué hacer…. finalmente no hago nada.
A menudo lo dejo con sus sueños porque se le puso en la cabeza querer comprar un velero de 40 pies mínimo. Entonces, habla muy fuerte de planos de barcos de los que nada conoce y de viajes imaginarios. Comparte esto con todos los que quieran escucharlo. Dónde está el límite entre el sueño y la realidad en sus pensamientos? Lo sabe él mismo?
No volveré a mis rinconcitos queridos alrededor de Piria. Al capitán boxeador no le gusta caminar.
No volveré a visitar los museos, él no siente ninguna atracción por ellos… ni por los centros culturales… ni por las exposiciones.
No viviré Piria como durante mi último pasaje.
El tiempo pasa y el mal tiempo se instala. El quiere volver a cualquier precio a Buenos Aires pero el puerto está cerrado. Imposible salir.
No quiero partir con esas malas condiciones meteorológicas. Creo que mi toro de las Pampas comienza a impacientarse, a saltar, a enervarse…. se la agarra con todo el mundo, con la prefectura, después conmigo, después la mala suerte, después todo lo que se mueve. Y después………. una mañana el puerto da autorización de partir.
Nos lanzamos..pero no vamos muy lejos. El Enomis está aun en la costa uruguaya y frente al puerto del Buceo, el puerto de Montevideo al caer la noche , bajo impresionantes ráfagas de viento, pido autorización para volver a la marina. Es tiempo…el paisaje se vuelve apocalíptico!
El puerto del Buceo – Uruguay
En cuanto al pobre capitán boxeador se encuentra en su litera con el balde en la mano vaciando con todo su stress. En mi vida había visto a alguien tan enfermo! Nos quedamos 5 días bloqueados en una boya en el puerto del Buceo. Se queda 5 días acostado en su cabina maldiciendo a todos los Santos del Río
Cuando volvemos a partir, la travesía por Río de La Plata hacia el club de Regatas es tan mala que desde que pone un pie en tierra Argentina, mi amigo desaparece… para siempre! Finalmente me digo que es mejor así.
Un toro de la Pampa no está hecho para vivir de sueños ni de mar. Adiós……..
Estamos en el otoño austral y no me quiero quedar en el club Regatas.
Tiene aspecto placentero pero está lejos de todo, sin restaurante, sin WiFi, lleno de perros agresivos que me muerden los talones desde que subo a mi bicicleta, y sobre todo el responsable que muerde tanto como los perros… en fin en este tiempo, el Regatas, era el infierno en el paraíso !
Busco un lugar más calmo para descansar durante el invierno austral. Y lo encuentro.
Mi descubrimiento, Ensenada
Un poco al azar yendo a jugar a las exploradoras con mi kayak en uno de los pequeños ríos que se pierde en el interior de las tierras. Caigo en él…no puedo creer lo que veo.
Descubro realmente ahí un remanso de paz!
Me aventuro en un pequeño canal que parece ir a perderse en el interior de las tierras, ahí donde nunca pensaría descubrir barquitos. Y desemboco en un jardín de Edén.
Por supuesto es preferible penetrar en ese brazo del río con marea alta
Pero en el Río de la Plata es una evidencia hacerlo con la marea que olvidamos a veces los riesgos de ligue con el fondo. De todas formas, el Río es tan arenoso que sólo acaricia la quilla del barco sin dejar reales estigmas.
El Enomis se dirige hacia el Mo-Me
Y parto a hibernar muy australmente hablando, en un lugar que es uno de los más antiguos refugios marinos de todo el Río de la Plata. Es histórico, aunque un poco olvidado hoy en día, aunque un fuerte transformado en museo lo recuerda. Su nombre: Ensenada.
Un marco excepcional de verde me recibe.
El Enomis se agarra a un pontón en medio de patitos salvajes que vienen a comer el pan en la mano. Me despierta a la mañana el canto de los pájaros. Se puede comprender fácilmente cuánto mi «marinerita» Argentina de cuatro patas que responde al nombre de Ushuaia está a sus anchas!
Justo frente al barco hay una vieja casa calificada como patrimonio nacional.
Con un parque, palmeras, un pozo que data de 1890. A la tarde el sitio se ilumina en la calma de la noche. Ningún ruido… solo el de los chapoteos…es mágico!
Hay otras casitas parecidas alrededor. Pero se las distingue apenas.
Algunas tienen un desembarcadero privado. No es rico este rincón, contrariamente a lo que se podría creer. El conjunto parece una ciudad lacustre, pero es soberbio, limpio, muy bien cuidado.
Ese pequeño club privado donde el Enomis está amarrado es de hecho una empresa familiar.
Los propietarios, Claudio y Roberto, padre e hijo, como toda la familia por otra parte, son de una extremada gentileza. Reina en sus talleres un gran profesionalismo en materia de las reparaciones más diversas. Otra alegría para el Enomis que necesita un mantenimiento serio después de todas las millas que se tragó desde mi partida de Canarias en 2005.
En ese club no saben qué hacer para ayudarme con mis trabajos. Para alegrarme me permiten conectar a Internet desde el Enomis tomando una línea de sus oficinas.
Tengo agua, electricidad, a la noche una vigilancia que tranquiliza. No pienso encontrar un club como este muy pronto!
Termino el cliché en un pequeño restaurante donde cada día proponen una cocina, de la casa.El viernes y el sábado tocan la guitarra, y se come “asado»… esa célebre carne asada en parrilla .. Única… sabrosa… que se hace tan olorosa con las hierbas de la Pampa !
También hay un club de kayaks cuyo gerente no es otro que un ex-campeón sudamericano en esta disciplina. Entonces me prometo entrenar principalmente porque el kayak es ideal para ir a husmear a otros ríos contiguos, en la búsqueda de otros trozos de tierra todas tan paradisíacas.
Siempre es bueno compartir con amigos un asado
Los días se desgranan y se parece el invierno. Apelotonada en mi polar, necesito volver a ver los bellos días. Ya comienzan a alargarse. Siento la primavera en la nariz
Cuando decido dejar Ensenada me espera otra sorpresa. Es suficientemente grande como para retrasar mi partida. Harvey, mi compañero inglés del mar, anuncia su llegada.
Harvey haciendo su entrada…..
En ese momento está con Leinard en Piriápolis. Pero quiere cruzar y me pide que lo espere. Lo que obviamente hago!
Harvey llega el día de su cumpleaños, lo que nos dará la ocasión de hacer doble fiesta!
Harvey es un viejo caminante del océano. Desde hace más de 25 años vive en el Pegasus un soberbio corcel de 60 años todo de acero. Éramos vecinos de pontón y a menudo de fondeo en las Canarias. Subimos también de Canarias a Azores en los dos respectivos barcos en un contexto de regata… y nos reencontramos en Argentina!
Leinard también formó parte de nuestras tribulaciones entre Canarias y Azores.
Cuando digo que el mar es una gran familia!
COLONIA ACA ESTOY DE NUEVO!
Como Harvey no conocía bien Uruguay decide acompañarme a Colonia del Sacramento donde voy a ir y quedarme esta vez un poco más que un simple fin de semana Después de una revisión general obligada de mi barco, aparejo el Enomis, feliz de partir para esta nueva travesía.
Como casi siempre en este rincón del planeta, sol y vientos caprichosos están presentes cuando aparecemos esa mañanita de noviembre. Estamos en plena primavera austral.
Harvey se divierte pasando de un borde a otro para jugar con el viento, las maniobras de pulla van bien
Me aburro, se diría que entrena sus músculos! Lo dejo seguir y me contento con un rol de compañera de viaje………….ordeno cuidadosamente los cabos!!!
Al pasar me doy un golpe en el cráneo, sin abrírmelo como me pasó cuando bajaba por las costas del Brasil a lo largo de las islas Abrolhos. El golpe recibido había sido tan fuerte que la vela mayor se destrozó en toda su amplitud y la piel de mi hueso frontal también!
Una vez más me dije que esta vida de marinero es puro masoquismo!!
En el muelle de Colonia
Harvey vuelve con el ferry que hace la travesía entre los dos países, no sin afirmar que volverá a Colonia con el Pegasus porque tanto le gusta esta ciudad cargada de historia
Hace ahora cuatro meses que estoy en Uruguay acunada por golpes de vientos en todos los sentidos, pero feliz de vivir en este puertito histórico.
Se aproxima el mal tiempo….
Todo es simplemente bello… de esa belleza singular donde el hombre retiene su aliento cuando sabe mirar. Me tomo el tiempo de visitar todos los rincones: Conchilla, Riachuelo, Punta del Este, La Paloma.
En el Enomis….en mi Colonia!!!
La costa va a terminar por no tener más secretos para mí!!!
Hago de Colonia del Sacramento mi base. Este pueblo es un cliché de otro tiempo. Su arquitectura es colonial, como sus faros, sus viejas casas con patios, sus callecitas pavimentadas donde el jazmín empuja perfumando cada uno de mis pasos.
No por nada la UNESCO declaró a ese puertito provincial patrimonio histórico. Todo es realmente encantador.
El Enomis desde un vecino
Al caer la noche, cuando el sol está cansado de brillar, los lugareños como los turistas de paso se reúnen en la explanada para aplaudirlo cuando se acuesta en el Río.
Hay que decir que justo enfrente se erige Buenos Aires. El Astro desaparece hacia el oeste revelando algunas tardes la forma vaga de los inmuebles. En esta parte del mundo no se espera el rayo verde. Se fija solamente en el objetivo los instantes en que Su Majestad desaparece en la línea del horizonte.
Se rinde homenaje a este instante de belleza suprema.
Los aplausos fueron de las manos y del alma.
Un viejo amigo canadiense viene a reunirse conmigo para pasar conmigo las fiestas de fin de año.
Hace tanto frío en su país en estos meses de diciembre y enero que partir para una latitud más cálida lo transporta a sueños delirantes!
Piensa descubrir acá lagos verdes y hacer paseos en el Enomis acariciado por las suaves brisas portuarias… se desencanta al imaginar que el color del Rio es la imagen de la plata de donde saca el nombre y que los golpes de vientos que alcanzan fácilmente 50 o 60 kn llegan sin avisar.
Él acostumbrado al mar del Caribe, a sus puertitos asépticos, a empleados de marina siempre fieles a su puesto, a sumergidas matinales en medio de pececitos, a una alimentación de coca-cola y hamburguesas hace que dos veces cruzamos el Río de La Plata y dos veces un pampero transforma esos días al Río en una coctelera.
Dice preferir definitivamente su troller, su gran barco a motor amarrado desde hace años en el famoso Lago Champlain y se pone a detestar para siempre a América latina cuyo idioma le será por siempre desconocido. Como José, Robert desaparece una mañana y regresa a su Gran Norte.
Concluyo que la amistad es como el viento de aquí para allá, va y viene…
Volveré a Argentina en algunos días con el otoño, no sin llevar conmigo y en mi corazón un poco de Colonia del Sacramento que tanto amo. Uruguay volveré…
Por siempre……
Regresé con la impresión de volver a casa.
En el Mo-Me encontré a Roberto, Claudio, Jorge, Coco y todos mis amigos, el pequeño restaurante de Sergio, mis costumbres…………mis pajaritos.
Para siempre???
Marzo 2010
Han pasado demasiadas cosas… les comento, en primer lugar descubrí la Patagonia: es gigante como me la imaginaba!!! , saludé a los pingüinos, me acerqué a los elefantes de mar, fotografié las colas de las ballena, luego trataré de hacer un resumen de esa hermosa experiencia.
Abril 2010
En el Uruguay de nuevo y escribo estas líneas en el Enomis junto a Ushuaia, mi nuevo paraíso se llama Rio San Francisco, Conchillas.
Ya encontré de nuevo muchos amigos y tuve la felicidad suprema de recibir la visita del velero H de don Jorge Héguilor, mi «papito del corazon » que tambien adora este lugar.
Por ahora, la continuación de mi vida está en puntos suspensivos……pero cuando Néstor, un de los «Ipacas salvages» (gatos callejeros) del rio San Francisco viene a cantar al pie de mi velero Enomis, tengo la real impresión que es para decirle «te quiero» a mi Ushuaia.
Y yo… es al Rio de La Plata que le digo «te quiero»!!!
Gracias a mi río, gracias Argentina, Gracias Uruguay. En tus brazos descubro la felicidad de verdad!!
Sophie S/Y Enomis en Uruguay
Agradecemos la traducción a Lourdes Beatriz Soulés
Sophie Chacoux, vendió su querido Enomis, para poder comprar su casa y su tierra donde quiere vivir, es en Rio San Francisco, Conchillas , Uruguay, donde ayuda y da apoyo a los navegantes que se llegan hasta su hogar, siendo la Delegada de ADAN en Soriano.
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