Relatos de navegantes

Una semana de navegacion en Skye – Escocia

Por Teo Becú – Asociado 191

…….y así fue como el 20-6-2012, luego de un tiempo de preparativos, compra de comida y todo éso, Alejandro, mi hijo y el que les habla, dejamos a la mujer amada, a cargo de nuestro negocio y el pequeño muelle con el infatigable Yamaha de nuestro velero Saorsa llevándonos hacia el norte ya que había cero viento…
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Sin problemas, luego de seis horas de prrrrrrrr…llegamos a nuestra meta, Loch Torridon, veinte millas al norte de Broadford viendo una agrupación de aves sobre unas rocas al llegar a la entrada del Loch, muy buena señal!!
Sacamos nuestra línea de pesca y pescamos algo grande que, a pesar de no conocer el nombre, resultó ser riquísimo esa misma noche.
Aquí se levantó una exquisita brisa veraniega que nos llevó Loch dentro, donde encontramos un lugar precioso y seguro para anclar donde poder olvidarse de la inflación, los árabes y los……americanos.


Al día siguiente, 21-6, decidimos levantarnos a las 5 am, (para mi sorpresa, sin quejas de la tripulación), ya que debíamos llegar al tope de Skye, a unas 20 millas, con la marea a favor, ya que si no, allí se arma un jaleo de corrientes y vientos fenomenal.
Yo a mi edad ya me cansé de saltar como sobre un potro, pudiéndolo evitar con un poco de matemáticas.
El viento obedeció en parte y nos acompaño hasta el paso entre Skye y la pequeña isla Trodday, allí pudimos ver a un velero yendo a motor contra viento y marea y no se veía divertido les aseguro. A veces no hay opción, yo lo he hecho también.
Desde allí seguimos lo más contentos hasta llegar al Puerto de Uig luego de diez horas navegando, cortésmente dejando que el inmenso ferry que coincide en salir cuando llegábamos, pasara. Ancla al fondo, y té, sándwiches y una siestita fue la orden.
Toda esta zona de las Hébrides perteneció a los vikingos hasta el mediados del siglo 17 y a éllos pagaban sus impuestos. Era casi más fácil llegar desde el Báltico navegando, que desde Edinburgo a pie.

Muchos de los nombres de la zona todavía recuerdan aquella presencia, así como las pieles blancas, ojos azules y pelos rubios de los locales. Pronto se levantó el viento, obedeciendo nuevamente al parte, lo que nos daría una noche movidita, mientras nuestra fiel ancla Bruce nos mantenía en el mismo lugar. Al atardecer aparecieron otros yates, huyendo de la tormenta, dos pequeños amistosos y otro más grande, un X-yacht que se fue a la otra punta de la bahía.
El 22-06 seguía con vientos de 30/35 nudos y mientras decidía que hoy no íbamos a otro lugar que no fuera el Pub local, uno de los barcos que llego la noche anterior, un 1939 de madera, empezó a garrear el ancla, evidentemente no había dejado suficiente largo de cadena.
Allí empezó una de esas tiras que son favoritas de los editores de revistas de navegación: el hombre, con poca experiencia, pero no tonto, arrancó rápidamente el motor y viendo que podía, empezó a arar el fondo pensando en enganchar algún otro amarre, que allí abundaban. Fíjense ustedes la idea!!!! Como el amigo estaba anclado cerca de mí…… se vino hacia nosotros para nuestro horror! En treinta segundos estaba enganchado a nosotros y la presión hizo que el ancla subiera por la cadena hasta ponerse a mi alcance, por lo que prontito, la desenganché y le pregunté a los gritos si necesitaba ayuda ya que lo ví solo. Me dijo que sí y sin pensarlo me subí al dinghy y remé viento abajo hasta él y me subí.
El viento seguía arreciando y eso parecía una de Olmedo. La cosa es que lo dejé a Alex solo en mi barco. Esto podía ser una catástrofe. “Que hacemos?” fueron sus primera palabras, no muy reconfortantes.
Así que me convertí en Capitán instantáneo por la gracia de Neptuno!!!! Le que diera marcha adelante mientras yo, con su vetusto winche izaba el ancla. Estaba a mitad camino de este lento proceso cuando, sin aviso ni razón aparente, Bob aceleró a fondo dirigiendo el barco nuevamente hacia mi cadena y ancla y, demostrando que con práctica las cosas se hacen mejor, se enganchó nuevamente, pasó por delante de mi barco y cuando hizo tope, pareció dirgirse hacia nuestro Saorsa en lo que parecía una colisión inevitable.
Por alguna misteriosa razón, no chocó y quedamos nuevamente enganchados. Alejandro no parecía favorablemente impresionado, con los ojos como el dos de oro y el viento soplaba…….. como nunca!!!
Ese soy yo con toda la ropa y la palanca del winch en la mano izquierda, Bob al fondo Desde el otro barco Irlandés, el Gavin nos llegó la idea de dejar el ancla y cadena ir, para luego amarrar en alguna de las grandes boyas para visitantes.
La idea pareció buena y le pedía Bob una boya y soga para ponérsela a la cadena y no perderla. Me las dio e inmediatamente cortó la soga que ataba la cadena al barco, ésta se fue al fondo y de rabia tiré la boya y la soga al agua, que salieron pitando con el viento.
Libres al fin, con descomunal esfuerzo atamos el barco a una de las grandes boyas esperando que fuese firme.

El mundo se tornó quieto por un rato y un té con tostadas se presentaron como indispensables. En ésto Bob sabía bien lo que hacer. Yo no podía regresar a mi barco con ese viento, así que nos pusimos a charlar. Aparentemente Bob, muy delgado y con unos ojos celestes claro, era un desempleado profesional de convicción. Había comprado el barco no hacía mucho y pensaba vivir en él para ahorrarse el trabajo de tener que conseguir que el estado le pagare el alquiler de una casa. Me relató que trabajar no era para él y que no quería pagar dinero en impuestos a este Burocrático Gobierno de Ladrones.

En este tenor prosiguió la charla por un rato hasta que decidí dormirme otra siestita…….. Para cuando me desperté, un par de horas más tarde, el viento había amainado y me mandé para mi barco y mi hijo. En el camino, Gavin me preguntó cómo estaba todo y nos convidó con té y galletitas servidos en una porcelana preciosa, así que lo traje a Alex y nos dieron un tour guiado por el barco que estaba inmaculado por dentro y por fuera, un hermoso Rival 34. La tensión fue al olvido y pronto nos estábamos riendo de las situaciones que parecían graves unas horas atrás.

El día se volvió precioso y Bob nos regaló un kit de primeros auxilios, casi en fecha de caducidad que nos hacía falta. Su ancla todavía estaba en el fondo. Volvemos al “Saorsa” y los irlandeses se fueron al pueblo. Decido ver que pasa con mi ancla, la cual ya había decidido, estaba enganchada irremediablemente en un cable u otra cadena, única explicación por lo cual había aguantado tanto peso. Al traerla hacia arriba veo que el ancla de Bob estaba todavía enganchada a mi cadena, pero estaba todo muy pesado todo para traerlo a bordo.
Así que lo dejo estar y nos vamos al pueblo, nosotros también a comer pescado con fritas y ver Grecia-Alemania. Los griegos un desastre y las papas….también!!!!
Ese soy yo con toda la ropa y la palanca del winch en la mano izquierda, Bob al fondo
Dejando Uig atrás Eché el ancla nuevamente en al fondo e intente recobrar un poco de tiempo perdido en la posición horizontal, sin mucho éxito, a diferencia de mi tripulación, que durmió derechito a través de todo el rollo. La marea no estaba con nosotros hasta media mañana, así que aprovechamos para ordenar un poco el lugar y tomar un buen desayuno de panceta, huevos y habas.

La cuestión, como siempre, era enganchar la marea a nuestro favor en Neist Point, punta más al Oeste de Skye y lugar fulerito por viento y marea. Y buena suerte fue que así lo hiciéramos, ya que el viento nos abandonó allí mismo, dejándonos disfrutar las largas olas del Atlántico que se cruzaban con las del Minch, dejando el agua confundida pero, con dos nudos hacia el sur
Con el poco viento que había nos daba cuatro nuditos y tiempo para mirar el alucinante panorama, pájaros en cantidad y un montón de delfines inmensos que casi asustaban……..no serán ballenas asesinas?? También un yate inmenso, que iba hacia el Norte contra viento y marea, agarradito a la costa para evitar un poco la corriente. No hubiera apostado una libra que no había alguien mareadito adentro….Puajj!
A mitad de camino cambió la marea hacia el norte y como el viento era poco, decidí arrancar el fiel dos tiempos que nos llevó saltando las olas hasta Loch Harport, cuna del whisky Talisker y allí mismo, debajo de la destilería, echamos el ancla satisfecho de la labor realizada. Comimos y fuimos a inspeccionar el pub local, cosa que siempre encuentro difícil después de un largo día en el agua.
Neist Point, la version calma. El 24 de junio y un lindísimo Noroeste otra vez! Tendríamos que estar jugando a la quiniela con tanta suerte. Salimos del estrecho Loch Harport, paraíso de generaciones de navegantes buscando refugio en estos climas, con el reflujo de la marea y otra vez en el Minch tomamos rumbo al Sur. La primera intención era visitar la isla de Soay, donde están los restos de una fábrica de aceite de ballena perteneciente a un difunto poeta local. Este hombre, en los días después de la Segunda Guerra las cazaba con ametralladora!!!! Estando la marea en contra, recalamos en el Loch Scavaig y de allí a unos de los paisajes más espectaculares que he visto.
Dos kilómetros a pie hasta Loch Coriusk y los faldeos de los famosos Cuillin, que son como montañas terciarias en miniatura. Tienen mil metros pero parecen un pedazo de cordillera y son uno de los picos más altos del Reino Unido. Viene gente de todos lados a escalarlos. Algunas rutas no son tan fáciles y todos los años se mata alguno…Las nubes tapaban la cima, el lago se extendía a sus pies y las cuestas eran escarpaditas. Esperábamos a que alguno de los personajes de Señor de los Anillos apareciera en cualquier momento!!!!
Loch Scavaig, casita para montanistas, detrás de esa formación rocosa y un poco mas a la izquierda comienza el Loch coriusk de aguas dulces.
El Saorsa en Loch Scavaig, la paz de estos Lochs luego de estar en el mar es más linda que el dulce de leche!!! Satisfechos que estos personajes no estaban por aquí, nos dedicamos a disfrutar de la paz del lugar e hice una nota mental de retornar por más tiempo y tal vez sin nubes. He aquí una foto del lugar Un rato antes al descender a tierra , nos habíamos encontrado con un par de veteranos muy simpáticos, que con sus setenta y largos disfrutaban recorriendo las islas en un carrerita de 24 piés, Hunter Sonata, Serendipity y nos invitaron a tomar un té. Aceptamos, ya que siempre es lindo aprender del que sabe en serio.
Serendipity es una palabra que quiere decir casualidad, pero que al mismo tiempo cuestiona que tal casualidad sea tan “casual”, Capiche?
Al barco lo conocía de verlo en su amarra en Plockton, no muy lejos de mi lugar de residencia….los dos habían estado navegando juntos hace 20 años en diferentes barcos y eran ex tripulantes de submarinos (no, no estaban en el que hundió al General Belgrano, pero lo conocían de vista). Tenían rodilla nueva uno y un marcapaso el otro, lo cual no evitó una agradable charla, que se nos hizo corta. A primera hora de la mañana los ví zarpar, como quién mira un ave levantar el vuelo. Tan fácil y natural.
Día normal en Skye, las nubes son eternas companieras El tiempo nos acompaña otra vez el día 25 y con un viento al través suavecito, levantamos el spinnaker, que llevamos hasta mitad de camino a la Punta de Sleat donde la dulce briza se arrimó más hacia la proa.
Llegamos al Estrecho de Sleat dos horas antes de lo pensado y con la marea en contra y ningún viento, la tentación era enfilar hacia el sur a la isla de Eigg, pero resistimos, nos pusimos los short y enfilamos a motor hacia una pequeña cala justo a la entrada del Loch Nevis, donde hay un famoso restaurante –hostal a dónde sólo se puede llegar por mar, mientras no sople un nor-oeste. Comida buena y fresca, lugar idílico, pero no pudieron atendernos ya que tenían las mesas completas, así que nos llevamos el número de teléfono, para avisar con tiempo la próxima vez. Motor y cuenta nueva enfilamos hacia Eilean Iarmain, conocido antro nuestro, donde sabíamos que nos darían un buen «fish and chips», si no había otra cosa. Cuando el viento se nos presentó libre,
Alex se entretuvo practicando sus ceñidas, hasta que llegamos al punto Norte de la islita. Eilean Iarmain, una isla que forma una bahía contra la mayor isla de Skye es, de acuerdo a parámetros actuales, un lugar pequeño.
Pero en su época fue un centro grande para barcos esperando cruzar el estrecho de Kylerea cinco millas al norte, que tiene mareas de hasta 9 nudos. Pero al igual que hace doscientos años, es uno de los parajes más bonitos de la isla, propiedad de Lady Lucilla Noble, recientemente viuda de Sir Iainn, hombre dedicado a la promulgación del lenguaje Gálico en Escocia. El Estate es dueño de buena parte del sur de la Isla y entre otras cosas, me alquilan a mí el galpón donde tengo mi negocio de lanas.
Eilean Iarmainn Loch Hourn en las primeras hora de la maniana, este Loch tiene fuertes viento catabáticos. No hace mucho dió vuelta a un catamarán de 50 pies que no estuvo alerta……. En el Pub celebramos la última noche de nuestra pequeña travesía a tope y nos arrastramos hacia nuestro lechos en malas condiciones…Nos despertamos en una calma perfecta y zarpamos hacia el estrecho. Como dicen aquí….” El tiempo y la marea no esperan a hombre alguno”…
Pillamos la marea en el estrecho haciendo nueve nudos sin viento, y éste nos estaba esperando a la salida con la misma delicia de estos últimos días y nos llevaría a casa sin un cambio de velas en tres horas más. Muy raro estar en casa otra vez, raro caminar en un mundo que se mueve, darse una ducha sintiendo que las olas golpean, todo muy raro, pero «bronceados» y felices, como sólo se puede estar luego de una satisfactoria navegación.
casitas Kyle Rhea, en este estrecho la marea llega a 9 nudos frecuentemente.


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Cabo de hornos y ventisqueros

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