Relatos de navegantes

Dos pequeños veleros navegando en el Inner Sound, Escocia

Por Teo Becú – Asociado 191

Inner Sound, Escocia, esta es la zona en donde navegamos, pero vivo en la isla de Skye que está al NW de Escocia y tengo mi velero en la Bahía de Broadford. Hace mucho tiempo que quería hacer una navegación más larga de lo habitual en mi 21 piés “Chimera”, nunca lo había hecho, pero más que nada por cuestiones de trabajo o porque eran épocas de regatas.
Isla de Skye – Inner Sound
Este año me decidí y con mi amigo Alan en su Dufour 22, “Saorsa”, nos largamos con provisiones como para un mes, siempre exagerados. El plan era ir hasta Ullapool, unas 70 millas al norte y ver la llegada de los grandes barcos de madera, que pasarían unos días por allí de camino a las Shetland
El velero Chimera en navegación
Pasé unos agradables días planeando todo y como había abundantes calas en el camino, no presentaba grandes riesgos aún en barcos tan pequeños.
El Miércoles 13 de Agosto nos encontramos al norte de las islas Crowlin, de acuerdo a lo hablado y decidimos hacer noche en una preciosa cala llamada Poll Domhain, ya que no había nada de viento y el anclaje más cercano estaba a 20 millas.
Cala Poll Domhain
El Jueves nos levantamos a las seis de una mañana espectacular y luego de un típico desayuno con panceta y huevos fritos, zarpamos para el norte con las velas en alas de gallina, ya que el viento era leve y  de popa. Poco a poco se fue incrementando y “Chimera” estaba haciendo entre 5 y 7 nudos.
Más que la velocidad teórica del barco. Muy divertido. “Saorsa” tuvo que detenerse para meter su botecillo inflable dentro, así que lo perdí. La cuestión es que con tanto viento, no se podía parar cómodamente, así que decidí aprovechar la volada y seguir derecho hasta nuestro destino Ullapool.
Destino……..Ullapool!!!!
Pasando por la temida punta de Rubha Réid, donde con viento del norte se levantan muy irregulares y altas olas. Pero, con viento del sur, todo bien. En algún momento pude encontrar un poco de reparo para meter un par de rizos y que me alcanzara Alan, con su barco que es más rápido que el mío. Así que en diez horas hicimos 50 millas sin parar. Bien cansaditos llegamos al reparo del Puerto de Ullapool, donde también soplaba un pampero.
Al llegar allí ocurrió uno de los momentos más divertidos. Y fue verle la cara a Alan en su barco cuando vio que se le había atascado el enrollador de la genoa, con el viento por detrás y a mil. Por suerte al tercer intento consiguió enrollarla y entramos al anclaje, donde luego de echar las anclas, dormimos unas doce horas seguidas. El viaje estaba planeado hacerse en dos/tres días.
Puerto Hullapool – Highlands
El viernes 17 me desperté consiente del privilegio que era estar allí, con mi velerito, en ese precioso puerto de las Highlands escocesas. Desde allí parten los ferrys para las Hébrides dos o tres veces por días y amarra la flota pesquera del lugar. Un lugar muy animado, si bien pequeño.
Este fin de semana con la llegada de los barcos de madera, se había planeado una buena pachanga y habían erigido una carpa tipo de circo donde tocarían varios grupos importantes de Escocia. Y les aclaro que Escocia no es Inglaterra. Y a los ingleses no los quieren tanto. En fin. Yo estaba encantado.
Pronto descubrimos que habían inaugurado unas duchas nuevas, así que hacia allí partimos y luego a un buen café con leche, que aquí se llaman “Latte”. La calle costanera estaba llena de chiringuitos vendiendo cosas locales y compré pan casero y alguna mermelada de naranja para mi mujer, que estaba cuidando el Fuerte en Broadford.
Nos fuimos encontrando con amigos, especialmente Alan que es nacido en la zona y le encanta conversar. También descubrimos que nuestros amigos del club Seonachan y Rossi habían llegado en su Hallberg “Sonas”, luego de algunas aventura en Rubha Réid, donde el viento había cambiado al norte poco después de que pasaramos nosotros. Tuvieron que hacer noche en Loch Ewe. Pero aquí estaban y la cosa se iba poniendo mejor por momentos. Robert Arnold y su mujer (Hijo del compositor Sir Malcom Arnold) aparecieron para saludar y almorzar juntos, aunque no vinieron en su barco sino en su motor-home.
Lo más importante fue que el tiempo ayudó, ya que aquí es famoso por lo  inestable. Y un dia nublado pero con poco viento y sin lluvia es siempre bienvenido. 16/20 grados de temperatura es pleno verano.
Los “Tall Ships”, como se llaman aquí empezaron a llegar a media mañana. Primero el Noruego todo serio y luego el colombiano, que poco después de echar el ancla en medio de la bahía, puso rumbas y merengues a todo volumen!!
En un costado de la bahía, vi que estaban por hace unas regatas de Flying Fifteens , velas ligeras con gran quilla  y hacia allí me dirigí y conseguí un lugar en uno de ellos y la pasamos genial durante las carreras en que participé con diferentes skippers. También participé en una carrera de skiff, locales, a remo, muy divertido .
Pronto nos enteramos que todos los boletos para ir a ver los barcos y para la pachanga estaban vendidos!!! Como ahora se venden por internet, si no te ponés las pilas….Que hacer?
Después de unas cervezas, mi colega Alan, que es paramédico se acercó al camión de la Cruz Roja y como, claro, conocía a alguien, lo disfrazaron de paramédico y al baile se fue. Un momento de angustia cuando lo paró la policía, pero, claro,……….. también los conocía!!!
Rossi, Seonachan (John en Gálico) y yo, Teo, nos fuimos a dar un paseo a ver si podíamos entrar a ver  los barcos. A todo esto ya era tardecito. Justito al lado de la boletería, una de las barandas de contención estaba levemente abierta, Rossi le dio un pequeño empujón y entramos derechito  para mirar uno de los pequeños skiffs de madera hechos en el lugar, con la manos en los bolsillos, como mirando las estrellas…. En fin, pudimos mirar los barco gratis.
Vagamente, los pronósticos sabíamos que no eran de lo mejor. Pero como suele ocurrir, en esa bahía el tiempo era fenomenal, así que el día siguiente fueron más regatas. Demostraciones de los guardacostas, de salvamento con helicópteros y el uso de grandes chorros de agua para apagar incendios. Bárbaro. Algunos de los grandes barcos, llevaban a pasear gente por la bahía.
En la peatonal/costanera el ambiente era de lo mejor, con largos bailes regionales  durando horas y parece que Seonachan fue visto danzando con las jóvenes escocesas a todo trapo. Mi amigo Eric apareció con su moto desde Skye, así como Donald “Valhala”. Los bares,  al son de las cervezas frescas. Para cerrar la noche fuimos a bordo de “Sonas”, té, whisky y parloteo…
Domingo 17,  “Sonas “ parte al clarear con una leve brisa, lo que parecía pronosticar un buen paseo a casa más de 60 millas al sur. Pero lo que no sabíamos es que con unas tormentas que corrían más al Norte, la Zona de Rubh Réid se convirtió en un infierno (El Rincón del Diablo en Gálico) las olas venían de todos lados y en un momento parece que se les lleno la bañera de agua. Pero con su buen barco, pasaron y llegaron a la isla de Rona, donde hicieron noche, para llegar a Kyle of Lochalsh al día siguiente.
El velero Sonas de Alan
Nosotros sin saber nada, fuimos de paseo y una buena caminata. A la noche, Rossi por el teléfono estuvo contándonos las peripecias y con el parte de viento, lunes por la mañana decidimos quedarnos y a disfrutar  hasta el martes. A eso de las diez nos vamos para el poblao y Alan, que también conocía al Jefe del Puerto, lo va a ver. Este le dice que hay olas inmensas, que hasta los grandes ferrys andan con mucho cuidado, algunos barcos grandes han decidido volverse.
Que lo mejor es esperar hasta el miércoles e ir a las Summer Isles, desde allí, espiar al Rubha Réid por la mañana siguiente y, si está todo bien largarse. Una vez en el Inner Sound la cosa es más fácil. Así que fiaca, cafés, paseos y libros. Los dos éramos consientes de que hay peores lugares para estar atascados. Avisamos a las familias que estamos bien y muy bien!!!.
El martes se presenta bien y es en este punto donde los héroes de las novelas de navegación empiezan a pintar el barco, arreglas detalles, verificar el estado de todo. Nosotros no.  Más que nada leer y pasear.
Así que el miércoles a primera hora (11:30), con la marea a favor, los habitantes de Ullapool pueden ver partir dos pequeños yates,  llenos de tristeza y aprensión. El viaje puede ser difícil. El viento en la proa, pero muy agradable fue llenándose, pero nunca como para tener que poner un rizo, llegamos a la tardecita al anclaje de la isla Tanera Mor, la más grande de las Summer Isles.
Un lugar precioso y reparadito. Anclamos en el lado Norte de la Bahía y bajamos a recorrer la isla luego de un sándwich. Desde la punta del cerro se ven las otras islas del grupo y su anclajes. Veinte millas a sudoeste el temido Rubha Réid, amigo o enemigo?
Al Oeste, sobre todo el  horizonte las famosas Islas Hébrides y al norte y este la tierra escocesa con Achiltibuie, pequeño poblado de la zona. Si lo miran en Google maps verán que es un paisaje espectacular. Otra vez más me sentí privilegiado de estar navegando por esas aguas.
En Tanera Mor hay sólo 8/10 casas una piscifactoría y algunos barcos amarrados. La noche es calma, cena y a la cama. El pronóstico es noreste variable. Que aquí quiere decir poco viento y variable. Good!
Amanece calmo, con buen pronóstico, así que salimos con los motores, pero pronto se instala una muy agradable brisa, que nos lleva a Rubha Réid a donde llegamos en un par de horas. Aunque el mar estaba movidito, decidimos celebrar con un buen café, cosa no habitual en el lugar y seguimos viaje al sur con Rumbo a la bahía de Gairloch
Tanera Mor
En el camino veo unos alcatraces zambulléndose cerca de unos acantilados y me desvío seguro de pescar algunas caballas por allí. Y así fue. Seguimos para el sur y  Alan decide probar su nuevo GPS en el ordenador para pasar por una zona de muy poca profundidad al norte de la islita de Lunga, a la entrada de la bahía. Muy impresionados! Parecía que hasta se podían ver la piedras individuales del lugar. Y de allí al Puerto de Gairloch acompañados por un par de pequeños delfines.
Una vez allí conseguimos las llaves del club y nos dimos una duchas. Para que se den una idea de cómo son algunas cosas aquí, dentro del edificio había toda clase de equipos de navegación, motores fuera de borda y nos dieron las llaves sin conocernos y se fueron, dándonos instrucciones de donde dejarlas.
Alan enseguida se hizo amigo de una pareja a borde de un OVNI 32(aluminio), quienes no invitaron a cenar y cocinaron una comida completa para nuestro gran asombro y placer. La conversación fluyó unas largas horas. Genial. Más adelante hube de reencontrarlos navegando por Plockton y me ofrecieron el uso de su amarra permanente en el lugar, ya que ellos sólo la usan un mes al año en que salen a navegar.
La mañana siguiente se presentó más fresca y sin delfines para despedirnos. La leve brisa del NE en la bahía se fue intensificando y al salir ya golpeaba los 30 nudos, las olas eran más grandes y “Chimera” mostraba sus reales colores barrenando entre 7 y 10 nudos. Claro, de parar, nada. Así que me acomodé par un viaje sin escalas a casa a dónde llegué luego de seis horas y media de puro placer (y un poco de susto a veces.
El Chimera en aguas tranquilas…
Alan tuvo que buscar un poco de reparo de las grandes olas, para bajar la mayor y seguir  con la genoa, mucho más cómodo, con lo que aprovechó para otro café y luego gran viaje a su marina. Gran paseo gran, que nos dejó con ganitas demás, como suele ocurrir.
Ahora un mes después, Alan se compró un 31 pies y yo le compré” Saorsa”, luego de venderle mi “Chimera” a una chavala que estaba aprendiendo. Me sentí muy triste por unos días al venderlo, luego de diez años.
Pero este viaje me mostró que necesitaba un pelín más de espacio por dentro y aunque “Soarsa” es sólo dos pies más largo, es más ancho y alto, lo cual me da el espacio para estar más cómodo y aún puedo llevarlo por la carretera en su tráiler.
Desde ya mil perdones por un relato tan insignificante, al lado de las proezas que miembros de la Asociación realizan a diario, así que colorín colorado, espero que este cuento de las navegaciones de dos pequeños yates por estas islas de Escocia les hayan entretenido e inspirado en algo.
Teo Becú – Escocia

PARA LEER OTRO RELATO DE TEO BECÚ CLICK AQUÍ

Cabo de hornos y ventisqueros

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